Rajoy dice que dialogará con Mas y descalifica las propuestas del PSOE

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

ESPAÑA

El jefe de Estado Mayor del Ejército, Jaime Domínguez Buj, en el centro, durante unas maniobras en el 2012.
El jefe de Estado Mayor del Ejército, Jaime Domínguez Buj, en el centro, durante unas maniobras en el 2012.

Limita cualquier negociación a cuestiones económicas y de infraestructuras

20 nov 2014 . Actualizado a las 02:44 h.

«Vamos a empezar a ver si somos serios y nos dejamos de eslóganes y titulares». Mariano Rajoy descalificó ayer de esta manera en el Congreso la propuesta del secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, de abordar una reforma de la Constitución como solución al desafío soberanista lanzado desde Cataluña. Aunque el resultado de la jornada del 9-N no fue finalmente el esperado por el Gobierno, que nunca pensó que el presidente catalán, Artur Mas, llevaría hasta el final su desafío de sacar las urnas a la calle, el jefe del Ejecutivo mantiene su hoja de ruta y considera que la posición de los socialistas defendiendo un acuerdo para modificar la Carta Magna solo consigue complicar la situación y dar más espacio político a los partidarios de la independencia.

Durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, Rajoy adelantó que está dispuesto a «hablar» con el presidente catalán, aunque circunscribió ese diálogo a las 23 propuestas económicas y de infraestructuras que Artur Mas le hizo llegar en julio en una carta, entre las que no se incluyen ni el referendo ni la independencia. Rajoy considera estéril el empeño de Sánchez en afirmar que un sistema federal solucionaría el problema, dado que Cataluña goza de una autonomía superior a la de cualquier Estado federal.

Preguntas sobre el estado federal

Para tratar de demostrar la inutilidad de la posición defendida por el líder socialista, hiló ayer una serie de preguntas que pretendían poner en evidencia la inconcreción de su propuesta. «¿En qué se diferencia ese Estado federal que pretende hacer usted del Estado autonómico que en este momento está en vigor en España? ¿Significa el Estado federal que todas las comunidades tendrán las mismas competencias o serán diferentes entre unas y otras? ¿Estaremos ante un federalismo como siempre hemos conocido o ante ese federalismo asimétrico y, por tanto, desigual del que hablan algunos miembros de su partido? ¿Qué modelo de financiación vamos a tener; vamos a mantener el concierto y el convenio solo para los que lo tienen, lo extenderemos a otros, será el modelo de financiación igual para todos? ¿Se va a producir un blindaje de competencias? ¿El blindaje de competencias afectará a unas comunidades o afectará a otras?».

Rajoy no esperaba sin embargo respuesta a estas preguntas, ya que las formuló en el último turno de intervención, cuando Sánchez no podía hacer ya uso de la palabra. Antes de concluir, el líder del PP aprovechó para destacar las supuestas divergencias en torno a Cataluña dentro del propio PSOE. «Creo que ustedes solamente están de acuerdo en una cosa, que es en no decir nada, porque no tienen acuerdo de ningún tipo en el resto», señaló. Y concluyó acusando al PSOE de «no decir nada salvo eslóganes» y advirtiendo de que «así no se solucionan los problemas de España ni de ningún lugar de España».

Frente a ello, Rajoy esbozó un plan para Cataluña basado en cinco líneas: mantener la estabilidad política y económica como condiciones fundamentales para salir de la crisis y crear empleo; «seguir colaborando y dialogando» con la Generalitat y con otras autonomías para darles liquidez a través del Fondo de Liquidez Autonómica; defender sus propias posiciones políticas «afirmando la soberanía nacional» y la «validez de la Constitución española»; dialogar con la Generalitat sobre las cuestiones planteadas en la carta que le envió Artur Mas y escuchar las propuestas de todos los grupos siempre que no impliquen «liquidar la soberanía nacional».

Sánchez: dejarse de querellas

Antes, Sánchez había criticado la presentación de una querella contra la Generalitat insistiendo en que «la defensa y el cumplimiento de la ley» no es suficiente para resolver un problema «político» y que, por tanto, es hora de «dejarse de querellas y de tribunales». Advirtió a Rajoy de que si no ofrece soluciones será «parte del problema». El líder socialista defendió que la reforma constitucional «no es un fin en sí mismo» sino «un instrumento para recomponer consensos hoy rotos en la vida pública española», reconocer en la Constitución «derechos que en 1978 no existían» y responder «a muchas de las singularidades que tienen sociedades como, por ejemplo, la catalana». Y aprovecho el viaje para lanzar una pulla contra Podemos al asegurar que «frente a todos aquellos que quieren romper con el gran pacto constitucional de 1978», el PSOE defiende que vivimos en la mejor de las Españas».