La batalla entre eurófobos se agría

Cristina Porteiro
cristina porteiro BRUSELAS / E. LA VOZ

ESPAÑA

El británico Farage y la francesa Le Pen dejan ver diferencias insalvables mientras compiten por recabar apoyos para formar grupo parlamentario

30 may 2014 . Actualizado a las 07:00 h.

El tejido de la nueva Eurocámara está siendo un verdadero rompecabezas. Los resultados de las europeas han hecho saltar por los aires el dominio del bipartidismo y han hecho emerger nuevas formaciones en el arco parlamentario. Especial preocupación despiertan los populistas euroescépticos y partidos de extrema derecha, que están en plena negociación para formar grupo.

En esa lucha encarnizada por liderar a los eurófobos se encuentran la francesa Marine Le Pen, líder del xenófobo Frente Nacional, y el británico Nigel Farage, abanderado del euroescéptico UKIP. Ambos necesitan sumar al menos 25 escaños procedentes de siete partidos de diferentes nacionalidades para poder conformar su propia alianza. ¿Por qué no se unen? Diferencias insalvables, según ellos.

Lo cierto es que Le Pen se ubica más a la derecha que Farage. Su discurso es más autoritario y excluyente. Demasiado incluso para el británico, quien asegura que él no va contra Europa ni contra una comunidad en concreto sino «contra gente como el presidente del Consejo, Van Rompuy, porque son muy peligrosos». Su estrategia para desmarcarse de Le Pen es aparentar ser más moderado. Tacha a la francesa de «racista». El juego le está saliendo bien por el momento. Cuenta con el apoyo del Svobodní checo, el Anel griego, el partido Orden y Justicia lituano y fundamentalmente el de las fuerzas euroescépticas nórdicas: El Partido Popular Danés (4 escaños) y el Partido de los Auténticos Finlandeses (2 escaños). Sin embargo, todavía está por ver si los Demócratas Suecos se suben al barco del británico o si Le Pen consigue arrebatárselos a última hora: «Estoy convencida de que conseguiremos los apoyos que nos hacen falta», advirtió la líder del Frente Nacional. Toque de atención a Farage y a opositores que según ella han intentado «demonizar» su campaña.  

Mientras los Demócratas Suecos se deciden, Farage deberá afianzar el apoyo apalabrado de los partidos por si hubiese una eventual fuga hacia las filas de Le Pen, quien está afanada en arrebatarle poder. Las sumas no le salen a la francesa, que necesita dos partidos más para formar grupo en el Parlamento. Están de su lado el PVV holandés, el FPÖ austríaco, el Vlaams Belang belga y la Liga Norte italiana.

¿Quién puede tener la llave para ganar esta contienda? El KNP polaco y el alemán AfD son dos de las opciones que están ganando fuerza en las negociaciones. Nadie quiere tener que echar mano de los neonazis alemanes del NPD. Otro tanto ocurre con los griegos de Amanecer Dorado o el Jobbik húngaro. Farage ha dejado bien claro que no negociará con ellos, aunque se caigan eventualmente los suecos de la lista. Le Pen hizo lo suyo esta semana, pero habrá que ver si cumple con su palabra en caso de no forjar su ansiada alianza de ultraderecha. La batalla entre eurófobos está servida.