Pablo Iglesias, formado para emerger y liderar a los indignados

Carlos Punzón
Carlos Punzón REDACCIÓN / LA VOZ

ESPAÑA

El líder de Podemos es un estudioso de los hiperliderazgos, frío y calculador; vive la política desde los 14 años

28 may 2014 . Actualizado a las 18:37 h.

«Es frío, científico, calculador y tiene un ego que no puede con él». Los 23 folios en los que expone en su currículo su actividad profesional evidencian la preocupación formativa del líder de Podemos y su clara intención de que se sepa además que Pablo Iglesias Turrión (Madrid, 1978) no es un personaje surgido de la nada o exclusivamente nacido de un golpe de televisión.

Las reflexiones que sobre su perfil hacen excompañeros de militancia en las Juventudes Comunistas, en Izquierda Unida y en la campaña de las autonómicas de AGE, donde trabajó como asesor, lejos de expresarse como reproches sobre Iglesias son planteadas como atribuciones positivas para el emergente rostro de la política española. Le añaden tenacidad, brillantez en el discurso y estudio sin limites. «No deja nada a la improvisación», añaden quienes han trabajado con el referente de Podemos y doctor en Ciencia Política y de la Administración en la Universidad Complutense de Madrid, «donde ayer, hoy y mañana, y hasta que tenga que tomar posesión del escaño, seguirá dando clase», aseguran en su creciente equipo.

Después de leer su expediente es casi necesario volver a revisar la fecha de nacimiento para comprobar que es posible acumular tantos hitos académicos en sus 35 años. Eso sí, no deja ni presentación de conferencia sin citar.

«Tenía 14 años cuando intervino en un curso de formación del partido y nos dejó a todos flipados con su brillantez», recuerda una testigo de su intervención política desde la niñez, que advierte que Pablo Iglesias es un minucioso estudioso de los hiperliderazgos. Sus detractores unen precisamente dicha inquietud a su vinculación al régimen de Hugo Chávez, a Evo Morales e incluso al Gobierno de Irán.

Venezuela, Bolivia e Irán

Desde la Fundación Centro de Estudios Políticos y Sociales, el hombre de la coleta, de verbo fácil, inquieto, pero de sentimientos controlados, dirigió el equipo de análisis de estrategia de la presidencia bolivariana. No lo esconde. Tampoco el haber sido consultor de la vicepresidencia de Bolivia con Morales. Y menos, porque es ahora su ventana al mundo, trabajar con el programa de análisis y tertulia política Fort Apache en Hispan TV, el canal internacional de Irán.

Actor, guionista, productor, analista visual e ideológico del cine, la televisión es el medio de Pablo Iglesias, sin duda. La Tuerka, el programa más nombrado que visto incluso por la propia prensa, fue su rampa de lanzamiento en las madrileñas Tele K y Canal 33, desde donde llegaría después a las tertulias de Intereconomía como contrapunto a sus analistas, y más tarde a la Sexta. Aprovecha sus apariciones televisivas como espejos de un discurso contra la clase política, «las castas» dice. El 15-M hizo en él el efecto de mecha de un activismo en el que quedó decantado como uno de sus líderes con la iniciativa de Rodea el Congreso.

Ahora trata de tomar distancia para gestionar sus tiempos para no poner en peligro por exceso de protagonismo un proyecto que se empeña en presentar como colectivo. Y lo es, pero tiene cerebros junto a él. Íñigo Errejón, otro doctor en Políticas de 30 años y jefe de campaña de Podemos es uno de ellos. Juan Carlos Monedero, profesor del mismo área y compañero de Iglesias de formación ideológica y constitucional para funcionarios en Venezuela, es otro de los soportes de un líder del que quienes le conocen dicen que no ha hecho más que emerger y que asomó la cabeza electoralmente de forma definitiva al haber puesto en escena con AGE, en las pasadas autonómicas gallegas, la idea del rupturismo, ahora traspasado a Podemos.