Un diputado del PNV en el Congreso confiesa que desconectó «transitoriamente» durante la homilía de Rouco

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Todos los grupos salvo el PP censuran al cardenal arzobispo de Madrid por su aviso sobre la Guerra Civil

01 abr 2014 . Actualizado a las 21:55 h.

Todas las fuerzas políticas del Congreso -salvo el PP que ha decidido esquivar el asunto- han arremetido contra el cardenal arzobispo de Madrid, Antonio María Rouco Varela, por la advertencia de riesgo de guerra civil que hizo el lunes en el funeral del expresidente del Gobierno Adolfo Suárez.

El vicesecretario de Organización del partido popular, Carlos Floriano, ha alegado que no quería valorar «políticamente» el contenido de una homilía, mientras que el portavoz parlamentario, Alfonso Alonso, ha dicho que él no entendió que Rouco estuviera diciendo que hay un clima de preguerra civil.

También ha evitado pronunciarse el vicepresidente primero del Senado, Juan José Lucas, que vio «únicamente el aspecto religioso» de la homilía.

Sí ha rechazado las palabras de Rouco la portavoz del PP vasco Laura Garrido, ya que a su juicio la democracia española «para nada» está cuestionada.

En el resto de partidos las reflexiones de Rouco se han considerado «impresentables», «indignantes», «inapropiadas» e «inadecuadas».

El diputado del PNV en el Congreso Emilio Olabarría ha confesado que estuvo en el funeral pero que desconectó «transitoriamente» durante la homilía y tuvo que recalar en ella después. A su juicio, era «esperable» que Rouco, que acaba de dejar la Presidencia de la Conferencia Episcopal, pusiera fin a su mandato con una frase «espectacular de este tenor».

No obstante, aunque desde su punto de vista, las palabras del cardenal podrían considerarse «graves» por el contenido, en realidad son «irrelevantes». En este punto, ha subrayado que los enfrentamientos civiles requieren un «ambiente prebélico» y una «gran fractura social» que ahora no se dan en España.

En CiU no han interpretado que la advertencia de Rouco estuviera relacionada con Cataluña ni su proceso soberanista.

Francesc Homs, conseller de Presidencia y portavoz del Govern, se ha limitado a opinar que «no fueron afortunadas», que forman parte de un estilo «que no comparte» y que «se alejan del talante del papa», al tiempo que el portavoz adjunto de CiU en el Congreso, Pere Macías, ha interpretado que las palabras de Rouco lo que justificaron «de alguna manera» fue el levantamiento de 1936.

A este respecto, ha criticado que el cardenal «quiera reinterpretar la historia» y que en vez de ofrecer una homilía hiciera un «alegato político» que también ha calificado de «desafortunado».

En nombre del PSOE, la portavoz en el Congreso, Soraya Rodríguez, ha dicho que las palabras de Rouco le resultaron «indignantes» y que estuvieron «fuera de la realidad» y «fuera de lugar», y que ha «llegado el momento» de plantear que los funerales de Estado y otros actos sean laicos.

También contundente ha sido la portavoz de UPyD, Rosa Díez, que ha tachado de «absolutamente impresentable» la homilía de Rouco, además de considerar «inapropiado» que sonara el himno nacional durante la consagración.

El portavoz de IU, José Luis Centella, ha hecho hincapié en que ni la jerarquía de la Iglesia Católica es la «apropiada» para pronunciarse sobre la Guerra Civil, ni el arzobispo de Madrid debería «levantar fantasmas».

Para el lehendakari, Iñigo Urkullu, Rouco demostró que «desdeña la democracia basada en la voluntad de las personas y los pueblos».

Otros partidos como el BNG han exigido al presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, que repruebe las palabras «guerra-civilistas» de un cardenal que para Amaiur «parece sacado de Atapuerca».