A Limia recuerda su Lagoa perdida

sindo martínez XINZO / LA VOZ

XINZO DE LIMIA

MIGUEL VILLAR

Hoy hace 60 años que comenzó el drenaje de A Antela, que removió 4.000 millones de kilos de arena

08 sep 2018 . Actualizado a las 11:53 h.

Hoy hace 60 años la faz de A Limia comenzó a cambiar radicalmente, y para siempre. Fue al octavo intento. Durante el siglo XIX hubo varios amagos y diferentes proyectos para drenar A Lagoa de Antela, el humedal más extenso y con mayor biodiversidad del Norte de España.

Las obras, culminadas cinco años después, tuvieron una dimensión difícil de evaluar con la mentalidad actual. La realización afectó a 3.100 hectáreas y costó el equivalente a unos 70 millones de euros actuales. Se removieron 4.000 millones de kilos de arena. La obra civil remató cuando se finiquitó un ecosistema propio de un humedal de 42 kilómetros cuadrados, que abarcaba gran parte de la llanura antelana a lo largo de siete municipios.

Todo había comenzado el 27 de diciembre de 1956 con la declaración del Gobierno de Franco del alto interés nacional de la colonización y saneamiento de la laguna. Se canalizaron 6,6 kilómetros del río Limia y se construyeron 10 kilómetros de canales. A partir de 1964 se promovieron los caminos rurales y dio comienzo el largo proceso de adjudicación de lotes de tierra a los futuros colonos-propietarios.

Con todo, la historia había comenzado mucho antes. El historiador Edelmiro Martínez Cerredelo, que tiene un blog sobre la desecación, recuerda que «houbo un correxidor de Xinzo, Julián Toubes, que quixo desecar a lagoa a partir de 1827». Y después vinieron otros. «Presentouse un novo anteproxecto en 1850. Nel definía a lago como un inmenso charco que convertía a todos os habitantes do lugar en desgraciados, esaxerando as funestas consecuencias de fétidos gases, enxames de aves e insectos maléficos», rememora. Otro intento se concretó en 1854. «Foron os irmáns Román e Francisco Mugártegui Parga, este futuro presidente da Deputación de Pontevedra, os que formularon un proxecto ben fundamentado que recibiu todos os parabéns das autoridades, pero que tampouco foi realizado», según Cerredelo. Más tarde hubo varios amagos de desecación, todos ellos infructuosos.

El historiador José Antonio Parente tiene una valoración ambivalente de la desecación. «A nivel económico creáronse terreos de labranza que supuxeron que hoxe A Limia sexa o primeira comarca agrícola galega. Pero hai tamén outra cara da moeda. No eido medioambiental a valoración non pode ser positiva. Perdeuse o humidal máis grande de Europa e un ecosistema único».

Las reticencias de algunos labradores de la zona, la complejidad y coste del proyecto y los problemas burocráticos de tan magna obra demoraron hasta mitad del pasado siglo la realización de la desecación. Los tecnócratas opusdeistas del gobierno franquista de finales de los años 50 tuvieron la última palabra. Tal día como hoy de hace seis décadas, para bien o para mal, A Limia fue modificada definitivamente.