Danzantes para saludar al sol

XINZO DE LIMIA

Santi M. Amil

Ocho jóvenes de una aldea de Xinzo ejecutan el domingo un baile procesional único en Galicia que mezcla devoción religiosa y alegría por la llegada de la primavera

28 abr 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

A medio camino entre la danza procesional y el ritual de origen pagano. La mezcla de costumbres y celebraciones ancestrales da como resultado en la aldea de Lamas, en el Concello de Xinzo de Limia, la escenificación de una danza única cada primer domingo del mes de mayo.

Los danzantes saludan a la estación de la luz, la llegada de la primavera y el inicio de las labores agrícolas en el campo. Es el tradicional retorno a la normalidad tras el frío y la lluvia del invierno que quedó definitivamente atrás. La danza en honor a la Santa Cruz arranca, aparte de su evidente connotación católica, en honor a una suerte de Día del Árbol de hoy en día. El resurgir del esplendor en la hierba tras la invernía. 

Dos estandartes reinan en la procesión: A Dorosa y la Santa Cruz. La presencia de la banda de música es requisito inexcusable, pero también lo es la de un grupo de bailarines jóvenes. 

Ellos danzan con dos palos que chocan entre sí y van girando sobre uno grande ?de tres metros? sobre el que van enredando dos cintas, una roja y otra azul. Así, rinden tributo al mismo tiempo a la madre Naturaleza y a la madre de Dios.

Uno de estos muchachos ejecutantes de esta danza ancestral, recuperada en el año 1981 tras casi tres décadas en el olvido, es José Ángel Vidal Blanco. A sus 28 años, ya lleva 16 como danzante. «Non é moi complicado de aprender, pero hai que ter constancia», resume este joven.

De tal palo, tal astilla. Su padre y maestro, José Vidal Moreiras, fue uno de los que recuperaron la tradición de Lamas hace ahora 35 años. Vidal Moreiras recuerda: «Antes era moito máis complicado executar a danza xa que non había gaitas que marcasen o paso, era todo con cancións a viva voz». Este veterano danzarín rememora cómo durante más de una década fue uno de los protagonistas de la escenificación. «Pero manqueime nun xeonllo e agora dous clases aos máis novos», explica. Y comenta: «A danza consta de seis pezas nas que se executan os bailes, chocando os paus segundo a tradición».  

La vestimenta es muy pintoresca. Los requisitos: ocho jóvenes debidamente ataviados con coronas de flores en la cabeza (en alusión a la llegada del sol primaveral) y falda rojas sobre  camisa y calzón blanco, con calcetines y zapatos negros. Como aditamento ineludible, unas castañuelas españolas para marcar ritmo durante la danza. 

Pocos mozos

Hay una danza similar en la provincia, la de Vilanova dos Infantes (en Celanova). Sin embargo, hay claras diferencias entre los pasos de unos y de otros, e incluso en la vestimenta. José Ángel lo tiene muy claro: «Non son danzas iguais, en absoluto. A vestimenta é diferente. Esta tradición nosa é moi particular e ten moitísimos anos. Non se sabe exactamente cando comezou».

Este danzante comenta que hay cada vez menos jóvenes para juntar a los ocho necesarios para bailar cada primer domingo de mayo. «É difícil, xa que moita xente ten traballo e non pode vir a ensaiar. En tempos, invitáronnos a Portugal a un evento cultural, pero non podemos acudir por falta de medios materiais».

La comitiva procesional se podrá contemplar hacia las 12.30 horas del mediodía del domingo. Recorrerá el kilómetro de distancia entre la capilla y la iglesia, donde habitualmente se halla la imagen de la Santa Cruz. Se trata de un espectáculo que dura algo más de media hora. Y previsiblemente, este año tocará sol radiante. Lógico. El astro rey no puede hacer un feo al laborioso tributo de los danzantes limianos.