Una plaza construida con materiales reciclados

María Cobas Vázquez
maría cobas O BARCO / LA VOZ

VILAMARTÍN DE VALDEORRAS

CEDIDA

El Concello de Vilamartín habilitó el espacio público con piedra y madera de viviendas derribadas

12 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

En el pueblo de Cernego, en Vilamartín de Valdeorras, había tres céntricas casas que amenazaban ruina. Y acabaron por ser tiradas. Las derribó el propio Concello, una vez que dos de ellas fueron cedidas por sus propietarios y una tercera se compró por 800 euros. «Consolidala ao tirar as outras dúas tería saído máis caro, e ademais estaba no medio», argumenta el regidor, Enrique Álvarez Barreiro. Las casas fueron abajo y quedaba un espacio público. Se habló con los vecinos sobre la posibilidad de hacer una plaza, y dijeron que sí. No tenían un espacio para poder reunirse o tomar el sol, así que no hubo voces opositoras.

Y comenzó la obra. No había mucho dinero precisamente, y se optó por la vía del reciclaje. Las piedras de las viejas casas se utilizaron para los muros de contención de la plaza, y las antiguas vigas de madera son ahora lustrosas barandillas. Incluso se aprovechó la pizarra de los tejados, que ahora luce sobre la cubierta de la antigua sede de Cruz Roja Valdeorras, situada al pie de la N-120. Fue el material que viajó, pero frente a un destino habitual para los restos de un derribo -que suele ser una escombrera o un punto limpio- en este caso los materiales de desecho encontraron una nueva utilidad.

Acorde con el entorno

«Aproveitamos o material que había no sitio, saíu por poucos cartos e ademais quedou moi enclavada no entorno», apunta orgulloso el alcalde. Dice que es un buen ejemplo «de como se aproveita o material, e aí está o resultado final da obra». Y añade: «É bonito de ver e ademais é interesante de cara a outras obras que se poidan ir facendo no pobo».Cernego disfruta ya de su plaza, en un pueblo donde en invierno hay alrededor de una docena de vecinos, pero que en verano crece de manera importante. Y no solo eso, llegan alrededor de una docena de niños.

Las obras se hicieron contando con los trabajadores de la brigada municipal y también recurriendo a empresas privadas en momentos puntuales, explica Barreiro.