Aniceto Rodríguez dispuso en el CHUO de hora y media para matar a su esposa

La Voz OURENSE / LA VOZ

VERÍN

MIGUEL VILLAR

Las enfermeras hallaron el cuchillo en el suelo y la policía lo encontró en la cama

21 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Aniceto Rodríguez dispuso de más de hora y media en la habitación 417 del CHUO para matar a su esposa, Isabel Fuentes el 8 de mayo del 2015. Conocía las rutinas. A las cuatro y media de la madrugada vieron las enfermeras por última vez a la paciente. Dormía. Cuando volvieron, a la hora que era habitual y que podía esperar quien hubiera pasado alguna noche acompañando a algún enfermo, entre las seis y las seis y media de la madrugada, el escenario era muy diferente. La sangre lo había cambiado todo. Isabel, en su cama, estaba muerta. No tuvieron ninguna duda las sanitarias ni entonces ni ayer, cuando testificaron en la Audiencia. Aniceto, en el suelo, estaba vivo, sobre un charco de sangre. Dieron la voz de alarma y solo entonces se percató la compañera de habitación de que algo grave había ocurrido.

Había declarado a la policía esa mujer que no había visto nada, pues dormía. Hace más de dos años del suceso. La testigo falleció en ese tiempo. Al no haber podido declarar en su momento en el juzgado, para ratificar las explicaciones a la policía, ayer ni siquiera se leyó su testimonio, pues al haberlo hecho ante la policía, no se le concede valor probatorio alguno.

La segunda sesión de la vista oral fue rápida. Del primer episodio de Pazos, cuando Isabel fue agredida por un martillo, la médica de Verín que le prestó la primera asistencia aclaró que la halló caída en el suelo y en un estado comatoso. Un testigo propuesto por la defensa dijo haber visto al acusado, Aniceto Rodríguez, compungido y derrotado en aquellas primeras horas.

Sin testigos de la agresión mortal en la habitación del CHUO, el cuchillo empleado aquella madrugada fue exhibido y reconocido por los sanitarios y los policías que pudieron verlo. Si no es, era idéntico a ese, fue la única duda que se suscitó.

Arma homicida

Los testimonios han dejado, de todos modos, una vía para la controversia. Las enfermeras aseguraron que el cuchillo estaba en el suelo cuando entraron en la habitación, al lado de la cama, prácticamente debajo, sin que ninguna de ellas lo tocara. Los policías, sin embargo, lo encontraron más tarde protegido por un plástico. En la sesión no fue posible determinar quién lo encontró ni cómo llegó a manos de los policías. En los autos, las primeras imágenes del cuchillo ya lo sitúan sobre una cama, sin que existan fotos del arma homicida en el suelo, donde sí quedaron manchas de sangre de Aniceto, vivo en el momento del control rutinario alrededor de las seis y cuarto de la madrugada. Vivo y grave, razón por la que se le prestó atención urgente. Se había provocado distintos cortes con el mismo cuchillo. Uno de ellos, el del cuello, potencialmente mortal, le provocó un ictus del que se recuperó, aunque arrastra secuelas apreciables al limitarle los movimientos en uno de los brazos.

Escaso interés por el hecho de que en una ocasión apareciera suelto el tubo de respiración

En los instantes posteriores a la muerte de Isabel Fuentes, el 8 de mayo del 2015, se había especulado con un supuesto primer intento de homicidio en la misma habitación del CHUO donde luego perdió la vida. El hecho de que hubiera aparecido caído y retirado del cuerpo el tubo que le habían instalado para facilitar la respiración, había dado pie a una línea de especulación que parece haber quedado desinflada. El personal sanitario que prestó declaración ayer restó importancia al episodio. Sin descartar la mano de un tercero, pudo ser una reacción espontánea de la mujer o incluso una tos fuerte sería causa de que saltara, según se puso de relieve.

La vista continuará esta mañana. La tercera sesión estará dedicada a las distintas pruebas periciales de carácter médico. El grado de imputabilidad del acusado es uno de los aspectos que serán determinantes. Para el jueves quedan los informes.

A Aniceto Rodríguez, que el lunes se declaró inocente, se le juzga por dos delitos de asesinato, uno de ellos consumado (el 8 de mayo del 2015 en el CHUO) y el otro en grado de tentativa, en torno a la medianoche del 1 al 2 de abril anterior. La fiscalía pide 39 años de reclusión.