Retorno por entroido

Luis H.-Cachalvite Manzano FIRMA INVITADA

VERÍN

19 feb 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El entroido ya está aquí. La provincia comienza a disfrazarse y a vivir esta época durante la que ser crítico y satírico es políticamente correcto. Comenzaron compadres y en breve llegaran los días grandes. Veremos multitud de personas por las calles de Verín, Xinzo... hasta notaremos el aumento de gente en la capital. Será el momento en que instituciones, hosteleros y medios de comunicación hablen de la cantidad de turistas o de los porcentajes de ocupación hotelera.

Nadie puede negar que nuestro carnaval es diferente y especial, que atrae a muchísima gente para conocer nuestras tradiciones y, de paso, nuestra gastronomía. En esos días pasearemos por el centro y veremos muchísima más gente que de costumbre. Nos preguntaremos: ¿dónde se mete toda esta gente el resto del año? La respuesta políticamente correcta será: son turistas que vienen a conocer nuestra provincia. Seguramente muchos son turistas, pero fijándonos nos damos cuenta de que muchas de esas caras nos suenan de hace años. Las recordamos de cuando éramos niños e íbamos al colegio o al instituto. En ese momento te das cuenta de que igual no son los típicos turistas sino que son ourensanos que vienen a ver a su familias y amigos, pues vemos a los abuelos paseando con sus preciosos nietos de Madrid, Barcelona...

Puede ser «a morriña» o tal vez la adicción a la radiación al radón, pero la gran cuestión no es por qué vuelve nuestra gente siempre que puede a casa, lo realmente importante es por qué se sigue marchando, por qué nuestra provincia es una gran potencia en la exportación de personas y no en la venta productos agrícolas o industriales. Quizás las políticas de las instituciones deberían estar encaminadas a retornar y afianzar nuestra población, pero no como turistas, sino como trabajadores de calidad y de manera permanente. Una importante reflexión que debemos hacer es que, si somos los grandes trabajadores de la península, lo raro es que no seamos la gran provincia del trabajo.

Tenemos un problema de envejecimiento y de despoblación, cada año somos menos ourensanos en Ourense. Salvo cuando son fiestas o vacaciones, en esos períodos volvemos a conquistar nuestras calles. No obstante, hay cierta población que no hace falta que vuelva, son aquellos que por tener dinero o vivir en una gran metrópoli piensan que todo el mundo debe hacerles la pelota o dejar que hagan y digan lo que quieran. El problema no son solo ellos, que tienen unos aires de grandeza rancios y casposos, sino aquellos establecimientos serviles que por una compra en rebajas de unos poco cientos de euros son capaces de olvidar que el resto del año vive de los ourensanitos comunes que compramos de decenas en decenas de euros.