La minicalculadora humana gallega

sindo martínez VERÍN / LA VOZ

VERÍN

MARTA CLAVERO / IGNACIO GRILO

Un ourensano de 10 años queda cuarto en un concurso mundial de cálculo mental

27 may 2016 . Actualizado a las 21:19 h.

El cuarto cerebrito mundial en cálculo matemático vive a orillas del río Támega. Raúl Veiga Pazos, de 10 años, es de profesión escolar de cuarto de Primaria y de vocación involuntaria el más listo y avispado de la clase en el colegio Amaro Refojo de Verín. Este ourensano, potencial minigenio matemático, obtuvo el cuarto lugar en el concurso SuperTmatik, solo superado por un pequeño luso, otro chino y otro maltés de su misma edad. Por detrás, en el top, quedaron un portugués, un vietnamita y otro español, en este caso, un escolar de Navarra.

El certamen, realizado a primeros de mes de mayo por Internet y en el que tomaron parte, en su categoría, más de 24.000 niños, se basa en la resolución de quince operaciones matemáticas combinadas en el menor tiempo posible.

En esos cálculos se mezclan sumas y multiplicaciones de varias cifras. Hay varias categorías, siendo la menos avanzada la reservada para niños de tercero de Primaria (9 años) y la más elevada la dedicada a escolares de sexto curso (12 años).

En el concurso a nivel internacional participaron más de 224.000 niños de varias edades y de 48 nacionalidades diferentes. Centros educativos de los cinco continentes, tanto públicos como privados, se apuntaron para competir en este certamen matemático con periodicidad anual.

En el caso de Raúl su marca fue casi de récord de Usain Bolt. Los quince problemas fueron descifrados sin fallos en 47,93 segundos. A tres segundos por ejercicio. Se trata de responder como una centella y darle a los números del teclado del ordenador a la mayor brevedad y sin errores.

Sudoroso tras clase de gimnasia, la pequeña máquina mental verinense atiende a la prensa con una elocuencia y claridad que para sí quisieran muchos adultos.

Tras pedir permiso al entrevistador para tomar su tentempié del recreo, se lanza al relato: «Estoy muy orgulloso. El año pasado, en tercero, quedé el número 15 en mi categoría, pero este año salió mejor». «Cada fallo en un problema -especifica el pequeño- resta siete segundos y te dan tres intentos para resolver cuanto antes. En uno de ellos no cometí ningún error y ese fue el que me dio el cuarto puesto».

Pese a la satisfacción por el registro conseguido, existe un pequeño pero en la resolución del campeonato, que el niño explicita de inmediato: el podio estuvo muy cerca. «El tercero (el de Malta) lo hizo en 47,40. Acabé con unas décimas más que él». A pesar de todo, se declara muy contento de su rendimiento en el certamen, en el que estuvo muy tranquilo.

A la espera del regalo por su brillantez matemática en el certamen, un lápiz de memoria, el escolar resume: «Hicimos un concurso previo en el colegio para ver quien representaba a cuarto curso y gané yo». Para Raúl, la clave del éxito está clara. «Aprender bien la tabla y repasarla duro. Se me dan bien las matemáticas desde muy pequeño, saco siempre sobresaliente», remarca.

Sus profesores destacan la espontaneidad y la agilidad mental del pequeño, uno de los líderes de su clase. Tras dos intentos, la posibilidad de una victoria en 2017, en quinto curso, está ahí. Raúl no descarta volver a presentarse, tal y como hizo ya el pasado año, animado por sus tutores.

Antes de salir a hacer el cabra con sus compañeros en el patio del centro, en pleno casco urbano verinense, exige una foto con todos sus compañeros de clase. Todos le jalean, se arremolinan y quieren posar con él. Raúl es, estos días, la indiscutible estrella del colegio.