Me sorprendió, estimado exconselleiro de Fraga y futuro edil del Concello de Verín, tu regreso a la política. Y no por el hecho en sí pues la veteranía me dice que los que ocupasteis una poltrona matáis (en sentido figurado, por supuesto) por volver a ella. Me chocó tu justificación. Llevabas desde el 2007 fuera de la política tras tu paso por la autonómica, como conselleiro y diputado, y por la local, como portavoz del PP. Ahora vuelves para apuntalar al regidor Jiménez Morán. Dices en La Voz: «Acepté ir en la lista tras decir que no». Jamás entenderé a los políticos que, como tú, no están dispuestos a servir a su pueblo hasta que les aprieta un amigo. Cuentas que en abril te propusieron ir en la lista del PP y que, tras pensártelo, rehusaste. Fue la presión posterior de Jiménez lo que te llevó a la candidatura venciendo tu resistencia inicial a trabajar en pro de Verín. Esas actitudes son las que había que erradicar de la política. Pasa contigo en Verín como pasa en Ourense donde el candidato del PP no quería ir hasta que le nombró Feijoo (¡siempre de arriba abajo!) y se mostró entusiasmado. ¿No crees que ya es hora de que a los puestos públicos vayan los que tienen vocación de servicio y no los que concurren para hacer favores personales? Porque bien sabes que, en esta sociedad corrupta (y mira que digo sociedad, y no política), los favores siempre hay que pagarlos.