Colchones Aspol, un referente en el sector con 50 años de vida

Marta Vázquez Fernández
Marta Vázquez OURENSE / LA VOZ

SAN CIBRAO DAS VIÑAS

La compañía, con sede en el polígono de San Cibrao das Viñas, está especializada en equipos de descanso de última generación

22 ene 2017 . Actualizado a las 14:17 h.

Calidad, innovación constante y mimo en la atención al cliente. Son algunas de las claves que han convertido a colchones Aspol en un referente en el sector. La empresa, que lleva medio siglo en funcionamiento y ha logrado salir airosa de la crisis -que afectó especialmente a todo lo relacionado con el sector de la construcción-, mira al futuro desde sus versátiles instalaciones, situadas en el polígono empresarial de San Cibrao das Viñas, a muy pocos kilómetros de la capital ourensana.

En esas instalaciones, que ocupan una superficie de 40.000 metros cuadrados, se elaboran cada año unas 50.000 unidades de equipos de descanso, que se venden en mueblerías y grandes superficies de todo el país. La empresa, cuya facturación se situó el año pasado en los diez millones de euros, no ha dado por ahora el paso de la exportación, pero ya está comenzando a buscar la fórmula para encontrar clientes fuera de las fronteras españolas.

Maquinaria de última generación y personal cualificado, la empresa tiene doscientos trabajadores, se encargan de optimizar y perfeccionar el producto final, completando todo el proceso de fabricación a partir de materias primas que, en todos los casos, proceden de proveedores nacionales. «Abarcamos el proceso de forma integral, todo lo que está en el catálogo de Aspol se elabora en esta fábrica», explica Luis Sarria, gerente de la empresa, que además de los colchones diseña y fabrica también canapés, con una amplia variedad de acabados.

La implantación de I+D en el sistema productivo ha permitido a Aspol situarse en la vanguardia tecnológica aportando novedades al mercado como el Physiotec, un material de alta calidad concebido especialmente para proporcionar confort y durabilidad en los productos. «El Physiotec es la mejor espumación inventada hasta la fecha, y lo ha hecho Aspol, en Ourense, con la ayuda de un laboratorio químico belga», explica el gerente.

Pero el saber hacer de toda la vida también sigue presente en el día a día de la fábrica ourensana, de la que también salen colchones de muelles, una alternativa que sigue siendo la preferida por los compradores. «Ofrecemos tecnología y diseño artesanal, con certificado de calidad LGA», constata Sarria.

eL PROCESO ABARCA TAMBIÉN LA DISTRIBUCIÓN

Mueblerías, colchonerías y grandes almacenes son los clientes de esta empresa, que se encarga también de llevar a cabo la distribución de sus equipos de descanso, gracias a que dispone de su propia flota de camiones. Ahora, tras unos años complicados debido al descenso de ventas, la empresa recupera mercado aunque con algunos cambios. «Ahora se venden pocos pisos nuevos, queda el mercado de reposición. Vemos que la gente valora cada vez más el descanso y pensamos que de cara al futuro habrá cada vez más concienciación en este sentido», apunta Luis Sarria. Pese a la dificultad del mercado, en el que Aspol compite con grandes multinacionales, la firma ha logrado hacerse un nombre consolidado. Es el fruto de 50 años de trabajo. «Nos caracterizamos por primar al cliente, nos debemos a él y tenemos en cuenta sus sugerencias». Tanto que, gracias a la versatilidad de la empresa, pueden incluso fabricar atendiendo a esas peticiones.

Un ferroviario montó la empresa en 1968, en un bajo de la capital ourensana

Tras la marca Aspol se encuentra el esfuerzo y trabajo de muchos años de una empresa familiar que nació en el año 1968 en un bajo de cien metros cuadrados de la que en aquellas fechas se llamaba Calle 69, del barrio de O Couto de la capital ourensana. Fue Antonio Sarria, padre del actual gerente, quien la puso en marcha tras decidir dar un vuelco a su vida después de muchos años trabajando como ferroviario. Estaba destinado en Campobecerros, una localidad situada muy cerca de los límites entre Ourense y Zamora, y, cansado de los largos viajes en coche hasta la capital de As Burgas para llevar a sus hijos al médico, decidió buscar un socio y entró en el negocio de la fabricación y venta de colchones, que entonces eran de espuma. Poco a poco la empresa fue creciendo en ventas y número de trabajadores y en 1983 se hizo efectivo el traslado a unas nuevas y amplias instalaciones en el polígono de San Cibrao, en las que continúa hoy en día. Desde hace algún tiempo es Luis Sarria, hijo del fundador, quien gestiona la empresa, recordando lo difícil que les resultó, en su día, ponerse al día para poder llevar adelante la actividad. «Nadie nos enseñaba nada porque los que estaban en este sector sabían que seríamos sus competidores, así que tuvimos que inventarlo todo». Ingenio, desde luego, no les faltó ya que para fabricar su material Physiotec utilizan dos motores de achicar agua que pertenecieron a dos buques.

Y pese a la buena marcha del negocio, Sarria lamenta que sus equipos de descanso tengan más demanda fuera que dentro de Galicia. «Nadie es profeta en su tierra, y el mercado aquí es complicado», advierte.