Los Concellos resucitan decenas de velatorios en el rural ourensano

PETÍN

Santi M. Amil

Desde septiembre de 2015 se han legalizado 174 instalaciones mortuorias

22 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Los Concellos ourensanos han reactivado durante el último año un total de 174 velatorios que quedaron en situación de ilegalidad en 2015 con la nueva normativa de policía mortuoria de la Xunta. El 11 de enero de aquel año entraba en vigor el documento que marcaba las condiciones que tenían que cumplir este tipo de instalaciones; pero en septiembre desde la Xunta detectaron que «solo habían comunicado inicio de actividad seis».

Conocedores desde la administración autonómica de que se producía una «utilización ilegal de locales para velar cadáveres», en octubre del 2015 se remitió una circular a los Concellos «recordando los requisitos a cumplir», explican desde la Consellería de Sanidade. También se informó a las empresarias funerarias, alertando de las multas que deberían afrontar si trabajaban en instalaciones sin legalizar; así que en enero del 2016 el sector decidió plantarse. Era finales de enero y había un centenar de velatorios legalizados, pero quedaban alrededor de un centenar más, según fuentes especializadas. «El problema que tenemos es que Sanidad considera que los responsables de prestar servicio en un velatorio o centro social que no tiene licencia somos nosotros, así que a partir de ahora vamos a abstenernos de trabajar en esas circunstancias para evitar que sigamos siendo objeto de sanciones», explicaba hace un año Antonio García-Aliende, presidente de la asociación de empresarios, que aglutina a 60 firmas de las 75 que operan en la provincia.

Un servicio básico

Semejante anuncio dio lugar a un revuelo, ante la polémica y el temor suscitados por la idea de perder un servicio que en el rural se considera fundamental. Hacerlo en casa tampoco es posible siempre, ya que tiene que ser el domicilio en el que estaba censado el finado. Concellos y asociaciones de vecinos se pusieron las pilas y desde septiembre del 2015 a finales de diciembre del 2016 la Xunta recibió 174 declaraciones de inicio de actividad, unas por concellos y otras por empresas particulares, según datos de la jefatura territorial de Sanidade. Los requisitos básicos eran dotar de un equipo de refrigeración adecuado a los habitáculos donde se deposita el cadáver y que los mismos estuvieran debidamente aislados del resto del local donde se vela al difunto. Fueron obras que en muchos casos no costaron demasiado dinero, pero que tuvieron que hacerse antes de volver a utilizar las instalaciones. En algunos casos ni siquiera había obras que hacer, simplemente faltaba tramitar la apertura. «O noso cumpre todo, só nos faltaba o selo de Sanidade, que nunca pedimos por falta de información, a verdade», explicaba al saltar la noticia el alcalde de Petín, Miguel Bautista. Un día después ya tenía el trámite hecho y el velatorio que hay en un edificio municipal frente al centro de salud volvía a estar operativo. No coincidió con ningún fallecimiento, así que nadie notó el cierre provisional.

Un fenómeno ourensano

«El gran número de velatorios rurales es un fenómeno que se da en Ourense, no en otras provincias gallegas», asegura el presidente de la asociación de funerarias de Galicia, José Becerra. Y añade: «Tenemos asociados que no están de acuerdo con esa proliferación masiva de velatorios públicos en las aldeas, ya que suponen una merma de ingresos muy importante para algunas empresas».