Un año a la sombra de Martin

María Cobas Vázquez
María Cobas O BARCO / LA VOZ

PETÍN

Rodríguez regresó a O Barco en mayo para declarar de nuevo.
Rodríguez regresó a O Barco en mayo para declarar de nuevo. l. v.< / span>

El homicida confeso espera en prisión el juicio por la muerte del holandés

29 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Un año cumple hoy Juan Carlos Rodríguez entre rejas. Hace justo 365 días, este vecino de Petín fue hasta el cuartel de la Guardia Civil de O Barco con su hermano Julio. Les habían pedido que pasasen para hacerles unas preguntas. Quedaron detenidos. Durante casi tres días estuvieron en los calabozos hasta que fueron puestos a disposición judicial. La jueza decretó el ingreso en prisión de Juan Carlos como homicida confeso del holandés de Santoalla, Martin Verfondern, que había desaparecido en enero de 2010 y cuyos restos aparecieron -junto a su coche, semiquemado- en un monte de A Veiga el 18 de junio de 2014.

Desde entonces, Rodríguez está en la cárcel de Pereiro de Aguiar a la espera de juicio. Todavía no está señalada la fecha en la que se enfrentará al tribunal, puesto que todavía está pendiente el cierre de la instrucción, a cargo del juzgado número dos de O Barco de Valdeorras. Al sumario le resta únicamente un informe de balística pedido por una de las defensas. Apenas flecos menores que hacen prever que el final de la primera parte del proceso judicial llegue a su fin. Después será cuando, según está estipulado para este caso de delitos, el fiscal pida su transformación en un tribunal de jurado.

Mientras Juan Carlos está en la cárcel, Julio sigue libre. No llegó a entrar en prisión y no lo hará. Haber escondido el cadáver de Martin no dará con sus huesos en la cárcel por las atenuantes de estar ayudando a su hermano. No está en la cárcel, ni tampoco en Santoalla. Al menos no debería estarlo. Poco después de su puesta en libertad se dictó una orden de alejamiento sobre el pueblo y sobre la viuda de Verfondern, Margo Pool (que sigue viviendo en la aldea), que todavía sigue en vigor. El hombre, que tiene una importante cabaña ganadera en el pueblo, pidió en el pasado que se levantase la orden de alejamiento, a lo que el fiscal se opuso. Finalmente, la jueza la desestimó.

El entierro de su madre

En este año, González pudo haber vuelto a Valdeorras para pisar la calle una vez. Fue cuando el pasado mes de abril falleció su madre. No lo hizo. Aunque en un principio sí mostró su intención de salir de la cárcel para poder acudir al entierro, finalmente declinó hacerlo al hacerse consciente de que tendría que aparecer esposado en un acto público en el que estarían muchos vecinos de la comarca. El entierro fue en A Rúa, no en Santoalla, donde sí reposan los restos de Martin Verfondern, que se encargó de enterrar su propia viuda, que sigue en la aldea.

El enfrentamiento entre dos familias en una pequeña aldea de Petín

Pese a que únicamente dos familias residían en los últimos años en la pequeña aldea de Santoalla en Petín, la vida era de todos menos tranquila. Los Rodríguez y los Verfondern arrastraban años de pleitos y enfrentamientos por los recursos generados por el monte comunal. Varias veces habían llegado a las manos. La relación era tensa. También aquel 19 de enero de 2010. Martin Verfondern llegó al pueblo tras pasar la mañana haciendo la compra en O Barco y tratando de conectarse a Internet en A Rúa. Ni había bajado del todoterreno cuando comenzó la discusión entre él y Juan Carlos, que remató cuando este le pegó un tiro. El holandés murió dentro de su propio coche, que después utilizó Julio -tras cambiarle de sitio para poder acceder al asiento del conductor- para enfilar montaña arriba a través de pistas forestales y acabar en un monte de A Veiga, donde los restos del cuerpo fue localizado (por casualidad) el 18 de junio de 2015. En noviembre llegaron las detenciones.