La presión

Pepe Seoane DIAGONAL

OURENSE CIUDAD

30 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Veamos. Dice el Consello de Contas de Galicia, o se deduce de sus datos, que en Ourense pagamos más impuestos locales que en ciudades como A Coruña. Lo normal, vaya. Totalmente en sintonía con los servicios que ofrece la ciudad. Tomemos como referencia, por ejemplo, las fiestas de verano, las que se consideren mayores, las que cuestan más dinero, para entendernos, sean del Corpus, de María Pita, del Rosario, del dios Odín, de San Cucufato, o simplemente las fiestas, sean en junio, en septiembre, en octubre, en diciembre o en febrero. ¿Quién compite con Los Puntos o Los Diablos? ¿Quien se atreve a programar conciertos con tanto glamur? Y en un entorno tan apropiado como la praza Maior. Pues eso.

Es el nivel de prestaciones y atención el que marca la diferencia. Sobrados andamos. Nada que ver con lo que se sabe que ocurre por ahí. ¿O acaso alguien conoce una oferta cultural más atractiva que la del Concello de Ourense? ¿Alguien sabe de una ciudad más limpia? ¿Un lugar donde las aceras estén tan cuidadas, donde nadie, cuando caen cuatro gotas, se salpica con baldosas que estén sueltas? ¿Y los parques? ¿Qué decir, ahora que el Montealegre ya está ahí, abierto al disfrute general y convertido en ese gran parque que nos habían dicho? ¿Y el ruido? Como aún hay quien cree que el nivel de una gran ciudad lo dan las sirenas de las ambulancias a todo meter, pues vengan decibelios, que lo agradecen los negocios de audífonos. Pagamos más, en fin, porque sí, en sintonía proporcionalmente inversa al nivel de exigencia ciudadana y a la eficacia de la maquinaria municipal. Ahí está el control de terrazas como prueba.