«Na mala fama dos funcionarios pagamos xustos por pecadores»

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

En sus veinte años en la institución local José Adolfo López Obeso hizo labores de mecánico y de jardinería

16 abr 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay personas que dejan huella allá por donde pasan. Es el caso de José Adolfo López Obeso (Ourense, 1951), que acaba de jubilarse como funcionario del Concello. Fue empleado público durante casi veinte años, aunque estuvo alguno más antes como personal eventual. Llegó a la administración local después de una larga etapa en el sector privado, de la mano de su padre en un negocio de mecánica que fue su gran pasión en la juventud. Sin embargo, en el Concello de Ourense arrancó su vida laboral en el servicio de ingeniería, después pasó a mecánica para la reparación de todos los enseres del servicio de jardinería. Su último destino municipal fue el de carpintería, donde pasó la etapa más larga. Primero en el sótano de la plaza de abastos en un pequeño local municipal y después trasladado a unas instalaciones más adecuadas en la zona del campo de la feria. «Eu no departamento que estiven, estiven sempre ben. Tiven bos xefes, bos compañeiros, aparte non son unha persoa conflitiva e nunca tiven problemas. Cos políticos tamén sempre me levei de marabilla. Empecei con Manolo Cabezas e Poly Nóvoa, e con todos os desa época e acabei con Pepiño -en referencia a José Araújo-. E co resto que estiveron, igual. O traballo hai que cumprir con el e así non tes problemas con ninguén».

Por las manos de Adolfo Obeso pasaron gran parte de los bancos que se instalaron en la ciudad de Ourense. Y también los que, por desgracia, tuvieron que repararse. «Eu facía todo o que eran os bancos e o mobiliario. Desde un banco ata unha mesa ou o que fixera falta». Lo que recuerda con mal sabor de boca, especialmente en su última etapa, es la proliferación de los ataques vandálicos: «Arranxei moitísimos. En Ourense debe haber sobre catro mil e pico bancos, que se di moi pronto e durante as fins de semana hai moitos ataques. Iso manca moito ao que os fai, porque están xogando co diñeiro de todos. Iso é o malo».

Cada vez que un periodista tiene delante a un funcionario, especialmente si ya está jubilado, se siente casi en la obligación de tener que preguntar por esa imagen de poco trabajador. «Temos moi mala fama, pero todo o que levo traballado seino eu. Estiven case sempre solo, aínda que ultimamente estiven cun gran compañeiro e profesional (Celso)», explicó Adolfo Obeso. Es más, asegura, que en el departamento de Medio Ambiente en el que se encuentra falta personal.

En todo caso, el funcionario jubilado del Concello de Ourense tiene claro a qué se debe esa imagen del empleado público: «Na mala fama dos funcionarios pagamos xustos por pecadores, porque hai sitios nos que igual tropezan uns cos outros».

En lo que no tiene dudas Adolfo Obeso es en la gratitud que quiere trasladar a todos los compañeros del servicio de Medio Ambiente, que le despidieron con una cena-homenaje que lleva grabada en el corazón y a la que también asistió el concejal José Araújo. Ahora, de cara al futuro asegura que el cambio es grande, pero tiene claro que no le dará mucho tiempo a aburrirse ya que tiene seis nietos. Entre sus aficiones está la talla de piezas de madera a las que podrá dedicar más tiempo.

«Aos que facemos os bancos dóenos moito ver como os rompen. Xogan co diñeiro de todos»

Entró en la etapa de Manuel Cabezas y guarda especial cariño a Poly Nóvoa y a José Araújo

«Á plaza de abastos faille falta máis que unha man. Está moi castigada»

Aunque hace ya años que no trabajaba en el local municipal de la plaza de abastos, Adolfo Obeso tiene especial predilección por este espacio de la ciudad. Vecino de O Couto, aprovecha cada ocasión que tiene para acercarse a esta zona para recordar los buenos tiempos que pasó en la plaza de abastos y su entorno. Es por eso que sigue con especial atención todos los movimientos que se producen alrededor del mercado. «Á praza de abastos faille falta algo máis que unha boa man. Está moi castigada. Por fora aínda mantén o tipo pero por dentro a imaxe xa é outra», explicó el funcionario jubilado del Concello de Ourense.

Confía en que en las próximas semanas se desbloquee el traslado de los placeros para la zona de la Alameda y, por lo tanto, puedan iniciarse las obras de mejora de un espacio al que le une una relación muy especial.

Pese a que el pequeño local que él utilizaba como carpintería municipal ya es historia, siguen en pie otros lugares que considera emblemáticos como el lavadero, que espera se mantenga intacto en la nueva etapa que está a punto de iniciarse.

En primera persona

 José Adolfo Obeso. Acaba de jubilarse hace unas semanas como funcionario del Concello de Ourense. Estuvo adscrito, entre otros, al departamento de carpintería.

Su rincón: la plaza de abastos. Es un lugar en el que pasó muchos años de su vida trabajando en un pequeño taller municipal de carpintería, antes de ser trasladado a la zona del campo de la feria.