La concesión de licencias crece pese a la inseguridad urbanística

Rubén Nóvoa Pérez
rubén nóvoa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Ana Fernández

En la capital se formalizaron casi 200 permisos más en el 2016 que el año anterior

20 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Contra viento y marea el sector de la construcción en Ourense mantiene su lucha por salir a flote después de la crisis del ladrillo, a la que en clave local hay que sumar la inseguridad urbanística generada por los constantes varapalos que ha sufrido en los juzgados el plan del 2003 y ahora las normas provisionales de la Xunta. Ese latido del sector, que parece haber tocado ya fondo, se comprueba en las cifras de licencias urbanísticas que maneja el Concello de Ourense. No son datos, ni mucho menos para echar cohetes, pero si suponen un ligero incremento con respecto a lo que sucedió en el ejercicio anterior.

El verdadero termómetro para comprobar la salud del sector de la construcción es el de las licencias de obra mayor. En este caso, en la capital se dio permiso para un total de 130 actuaciones, lo que supone un ligero incremento con respecto al año 2015 cuando se habían quedado en apenas 105. Dentro de esta cifra se incluyen las nuevas edificaciones y también las reformas que suponen una modificación de la estructura del inmueble o de un local. Esa tendencia al alza también se dejó notar en los permisos denominados menores -no suponen la modificación del edificio-. El año pasado se cerró con un total de 2.724 permisos autorizados por el Concello de Ourense. Son cerca de doscientos más de los que se registraron en el 2015, cuando se cerró el año con 2.532 actuaciones.

Los constructores lamentan que la falta de PXOM frene una quincena de operaciones en barrios periféricos

«Son moi poucas. Nin punto de comparación coas que se daban antes da crise». Así de contundente se muestra Eligio Nieto, presidente de la asociación provincial de constructores de Ourense, al ser cuestionado por el número de licencias mayores que se han concedido en la capital ourensana durante el último año. Superar por los pelos el centenar de concesiones, es un dato que no consuela, ni mucho menos al sector. «Oxalá se puideran dar máis licenzas», concluye».

El presidente de los constructores tiene claro que la ausencia de un plan de urbanismo actualizado -en estos momentos se encuentra vigente el ordenamiento de 1986 al caerse también las normas provisionales aprobadas por la Xunta- no ayuda a que el sector se recupere del varapalo que supusieron los años de la crisis del ladrillo. «Na cidade hai varias zonas nas que se demandan vivendas novas. Na avenida de Buenos Aires, en Mariñamansa, no Couto, na estrada de Ponferrada nas proximidades do campus os construtores temos peticións de obra nova e non podemos facela», explicó Eligio Nieto.

De acuerdo con los cálculos que realiza el presidente de ACO, el sector cuenta con margen en la ciudad para poner en marcha una quincena de proyectos de construcción de vivienda nueva. No se refiere a grandes proyectos, sino a edificaciones con una capacidad que oscilaría entre las 24 y los 48 viviendas. «As obras de novas vivendas son as que máis revitalizan o sector, xa que nelas vense implicadas moitas empresas e xerase moito traballo», señaló Eligio Nieto.

En este escenario, y pese a que los peores años parece que ya han pasado, desde la asociación provincial de constructores se realiza la enésima llamada de auxilio a los grupos políticos en el Concello de Ourense para que saquen adelante el nuevo PXOM.

La reciente caída de las normas provisionales no anticipa un buen año en el sector

El urbanismo en Ourense se encuentra descabezado. Y el arranque del 2017 no ha sido precisamente esperanzador. En el primer trimestre del año, el Concello de Ourense ha recibido fuertes varapalos, en forma de sentencia judicial que provocaron un incremento en la inseguridad urbanística. Y, ya se sabe, si los inversores no tienen todas las garantías se complica que apuesten por construir en Ourense. Además de la intención, el escenario actual complica bastante que cualquier proyecto pueda salir adelante. A efectos prácticos, la ciudad se encuentra bajo el mando del plan de 1986. Esto es así después de que el Tribunal Supremo cerrara la puerta al último recurso del Concello para mantener con vida las normas provisionales aprobadas por la Xunta en el 2011. A esta decisión se sumó la caída del plan especial de As Burgas, una sentencia que ya es firme al renunciar el Concello al último recurso.