Dos líneas para los trasnochadores

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Los conductores del autobús nocturno aseguran que el servicio en la ciudad es muy tranquilo

18 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La ciudad multiplica el número de paseantes las noches del fin de semana. De vecinos y turistas ansiosos de vivir una jornada nocturna en la calle, tomar unos pinchos, trasnochar en algún pub o simplemente pasear. Y también de aquellos que acaban de trabajar o que empiezan su turno de fin de semana a horas intempestivas. Pero siempre hay que volver a casa. ¿Cómo hacerlo si no acercaste el coche al centro? ¿Y si quieres salir de noche y vives lejos? Una de las opciones es el Moucho bus, un servicio de Urbanos de Ourense que recorre la ciudad desde las once de la noche hasta las seis de la mañana los viernes y las vísperas de festivos. Y los sábados, hasta las siete. Todos los conductores se turnan y cada dos o tres meses cubren el servicio.

Es viernes y Jose Lamelas Rodríguez empieza la jornada. Son las once de la noche y está en Barrocás. Durante siete horas recorrerá el trayecto que le lleva hasta la estación de autobuses y regreso. Los primeros clientes del servicio son trabajadores que acaban la jornada y regresan a casa. No son muchos, pero aseguran que para ellos es una ventaja poder hacer uso del bus. Es el caso de Javier Vázquez que sube en la parada del Posío. No va lejos, pero afirma que a esa hora, ya cansado, le resulta más cómodo coger el autobús. Saluda cordialmente al conductor, se conocen de otros días. El inicio del servicio es muy pausado. Muy poca gente espera en las paradas. Pero según van pasado las horas, la cosa cambiará. Eso lo sabe bien Lamelas Rodríguez, que lleva once años trabajando en Urbanos de Ourense. Antes había conducido autobuses por toda Europa. Un trabajo demasiado cansado que decidió abandonar.

Asegura que el servicio del Moucho bus es muy tranquilo. «Las primeras horas la gente sale normalmente del trabajo y va a casa. Es gente de mediana o de mayor edad, a los que se les nota que van de regreso. A partir de la una sube gente más joven que va de fiesta. Y a las 4.30 y 5 de la mañana, unos están más contentos y otros más cansados», relata.

En las primeras horas mucha gente de los barrios periféricos de la ciudad coge este servicio, sobre todo jóvenes que se desplazan hacia el centro para salir de noche. Los de O Vinteún (servicio que cubre la otra línea) son mayoría. Y el destino de casi todos: la Alameda y el parque de San Lázaro. «La gente es muy correcta, nunca he tenido ningún problema», dice Jose.

Lo único diferente al turno de día es que en más de una ocasión ha tenido que despertar a algún pasajero al final del trayecto. «Hubo que avisar a alguno de que ya habíamos acabado y que había que bajarse. Normalmente se asustan y están algo desorientados, pero siempre intentamos devolverlos al lugar en donde debían bajarse», afirma.

El tráfico a esas horas en la ciudad es residual y el trayecto es mucho más fácil para el conductor. Tarda alrededor de 25 minutos en cubrir uno lo de los recorridos y otros tantos a la vuelta. Y, en medio, -casi siempre en la calle Curros Enríquez-, se cruza con el otro autobús nocturno, el que cubre la línea que va de la avenida de Santiago hasta A Cuña y regresa. Se saludan y siguen la marcha. En total en una noche recorre cerca de 100 kilómetros.

El hecho de tener que trabajar en este turno cada tres meses no afecta a su vida familiar, aunque sí a su sueño, que enseguida recupera. Sabe que le tocará al menos cuatro veces al año, y es fácil programarse.

Jose Lamelas explica que los usuarios de este servicio nocturno son casi siempre los mismos. «En un 90 %», subraya. La única diferencia en cuanto al tipo de cliente la notan en la parada de la estación de tren ya que, por horarios, les suele coincidir únicamente una llegada a medianoche y otra a primera hora de la mañana. Aunque la mayor parte de los fines de semana son tranquilos, las cosas cambian en fechas muy concretas, como carnavales o en fin de año. Lamelas explica que este año, durante el entroido, las cifras de usuarios se multiplicaron. «Fue una locura. Más de mil personas utilizaron el autobús durante la noche. Hubo viajes de estar completas ambas líneas», explica. En esos casos, afirma, lo más importante para un conductor es poner muy buena cara, la mejor de las sonrisas, hacerse respetar y, sobre todo, tener mucho cambio de monedas.

Sin embargo, prefiere que toda la noche sea movidita, que haya pasajeros, para que las siete horas del turno se lleven de una manera activa. Al contrario que otros trabajos nocturnos, el de conductor requiere tener siempre alerta los cinco sentidos para circular con precaución.

ourense no duerme

moucho bus

«En el entroido fue una locura. Se subieron más de mil personas en siete horas»

La mayor parte de los usuarios proviene de los barrios periféricos de la ciudad