Un plan del CHUO optimiza el uso de antibióticos para evitar resistencias

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

Un equipo multidisciplinar planteó cambios para cerca de dos mil tratamientos

10 mar 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

Hace años que los científicos han detectado que el uso abusivo o inadecuado de los antibióticos está provocando cambios en las bacterias, generando la aparición de elementos resistentes a los principios activos presentes en la mayoría de estos productos farmacéuticos. «Las bacterias son seres vivos y, como tales, tienen instinto de supervivencia», señala de modo gráfico María Dolores Díaz López, miembro de la Unidad de Enfermedades Infecciosas del CHUO. Ella, junto a otros profesionales formaron en 2014 un equipo multidisciplinar para intentar optimizar el uso de antibióticos dentro del propio complejo hospitalario y poner así un grano de arena en la lucha global para frenar la aparición de esas bacterias multirresistentes que suponen un riesgo real para la población. Las infecciones que pueden provocar este tipo de nuevas bacterias tienen muy difícil ataque y los recursos para combatirlas son escasos, ya que la mayoría del arsenal de fármacos existentes no les afectan; son inmunes a ellos.

Este panorama de futuro, que parece apocalíptico, no es ciencia ficción, según recordaban ayer tanto Dolores Díaz, como Ana Rodríguez, del servicio de Farmacia del CHUO durante la jornada organizada por la Academia Médico Quirúrgica en el Colegio de Médicos de Ourense. Ya se está documentando en todo el mundo un aumento de la mortalidad por este tipo de casos. En Europa estas bacterias causan 25.000 muertes al año.

Receptividad de los médicos

El plan que puso en marcha el CHUO evaluó 1.820 tratamientos antibióticos en 1.295 pacientes. Las recomendaciones realizadas por el equipo para cambiar el medicamento o la pauta de administración fue aceptada en el 82,6% de los casos por los facultativos responsables de esos enfermos y de prescribir su medicación. «Lo que intentamos es intentar mejorar la calidad del tratamiento antibiótico. Si vemos que el fármaco no es el mejor indicado para la patología, si la dosis o la duración no son las correctas, hablamos con el médico que es quien tiene la última palabra y es el responsable de su paciente, el que le conoce y el que puede tener sus razones para administrar una cosa y no otra. Nosotros no imponemos ni corregimos; aportamos nuestro conocimiento que puede ser más especializado que el que tienen otros profesionales que se dedican más a otras cosas para ayudarle en ese sentido», señala Dolores Díaz, de la Unidad de Enfermedades Infecciosas.

El programa tuvo su mayor incidencia entre el 2014 y el 2015. Díaz López reconoce que tras esa etapa el ritmo de este plan de optimización del uso de antibióticos bajó. «Seguimos, pero de forma menos intensa, entre otras razones por disponibilidad del equipo, porque esto necesita de implicación de un grupo de profesionales multidisciplinar y para eso es necesario también la apuesta de la Administración», apunta la médica de la Unidad de Enfermedades Infecciosas.

«Debemos implicarnos todos, desde los médicos de Primaria a los pacientes»

Dolores Díaz López tiene claro que en la lucha para evitar la proliferación de bacterias resistentes por el abuso o mala utilización de los antibióticos «debemos implicarnos todos, desde los médicos de Primaria a los pacientes». En alguna otra comunidad autónoma ya están extendiendo este tipo de medidas al primer nivel asistencial, pero en Galicia todavía se limita a proyectos hospitalarios como el del CHUO.

«Hay dos variables que inciden en este problema que tenemos con los antibióticos: una es la gran demanda de la propia sociedad. La gente es muy demandante de estos tratamientos. POr ejemplo, está bien probado que este tipo de medicamentos no sirve para los catarros ni para las gripes, pero parece que la gente no se queda conforme si no le das un antibiótico», señala la médica de la Unidad de Enfermedades Infecciosas.

Y ahí entra la otra variable; la de los profesionales médicos que son los que prescriben el tratamiento. «A veces es problema está en la falta de tiempo en la consulta, o que tenemos que tomar decisiones muy rápidas. Siempre intentamos hacer el mal menor y si das un antibiótico parece que te quedas como más tranquila», dice. La suma de esos dos factores provoca que se haya disparado el consumo de estos fármacos. «Es excesivo, se cree que aproximadamente un 50% de los tratamientos de este tipo que se dan, son incorrectos», apunta Díaz.