El parricida del hostal de Baños de Molgas llamó a la familia y al abogado antes de matar a su padre

La Voz OURENSE / LA VOZ

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El hombre, que regentaba la hospedería de Baños de Molgas, se suicidó después

24 ene 2017 . Actualizado a las 07:44 h.

Respondió rápido la Guardia Civil, pero nada pudieron hacer sus agentes ante la determinación con la que actuó Paco Feijoo Gómez para acabar con la vida de su padre y después poner fin a la suya. Obró de una manera muy fría y su proceder muestra que tenía claro el objetivo y no se detuvo hasta completar su plan. Había llamado por teléfono poco antes de las tres y media de la tarde a su abogado de confianza para anunciarle sus intenciones. De una forma clara y directa le hizo saber que iba a matar a su padre y después se iba a suicidar. El letrado, sin tiempo para superar el impacto de una noticia de ese calibre, alertó de inmediato a la Guardia Civil sobre lo que acababa de oír. Le sonó muy serio lo que le habían contado.

Desde el centro operativo de servicios (COS) de la Guardia Civil se transmitió la alerta urgente al puesto de Maceda. Una patrulla se desplazó hasta Arnuide (Vilar de Barrio), la localidad de la que es originaria la familia y donde tienen casa abierta tanto una hermana de Paco como sus hijos. Ese era el destino natural. No contaban con que Elías Feijoo, de 88 años, que precisaba atención permanente por su delicadísimo estado de salud, totalmente dependiente, se encontraba en una habitación de la hospedería que regentaba su hijo. Cambiaron de rumbo los agentes y el abogado llamó de nuevo para interesarse por la situación y logró contactar con su cliente. Intentó prolongar la conversación cuando Paco le dijo que estaba en la ventana y veía cómo se acercaba al lugar un coche de la Guardia Civil. Ahí acabó todo. Colgó. No oyó los disparos el abogado. Tampoco los guardias desde el interior del coche. La hospedería estaba vacía porque era el día de descanso del personal. La puerta de acceso estaba cerrada y los guardias pidieron las llaves a los padres paúles del santuario, donde se ubica el establecimiento.

Las peores perspectivas se confirmaron instantes después, tan pronto como tuvieron ocasión de acceder a la habitación donde se encontraba el octogenario, cuya vida transcurría entre la cama y una silla de ruedas. Padre e hijo estaban muertos. Poco más pudieron hacer los guardias que aislar la escena de un suceso cuya desarrollo no tiene duda alguna.

Citó a su pareja y a su hijo

Con posterioridad se supo que el autor de los disparos había pedido a su actual pareja y a su hijo, que trabajaba con él en el negocio de hostelería, que no fueran a la hospedería hasta las seis de la tarde. Con la advertencia expresa de que debían acudir juntos. Cuando los llamó ya sabía cuál era el panorama que se iban a encontrar y de ahí, seguramente, una petición pensada para que se apoyaran mutuamente al descubrir los cuerpos.

Paco Feijoo, de 61 años, era muy conocido en la comarca por su dedicación al sector de hostelería. Había iniciado su actividad empresarial en la localidad natal de Arnuide, desde donde pasó a Baños de Molgas. Su parrillada, Ladeira, fue durante años centro de referencia en la zona. Afianzado en el sector, se hizo cargo de la hospedería del santuario de Os Milagros hace casi treinta años. Vivió etapas de esplendor, aunque en los últimos años también el efecto de la crisis llegó hasta este local.

Incredulidad en Arnuide, donde está la casa paterna

Arnuide, en Vilar de Barrio, está a unos pocos kilómetros del santuario de Os Milagros (Baños de Molgas). Entre el centro del pueblo y el barrio conocido como Aldea de Arriba se reparten las casas en las que viven los familiares de Francisco Feijoo. La hermana y los dos hijos del gerente del hostal tienen casa en el pueblo. En la vivienda paterna, la última de la Aldea de Arriba, reside el hijo. El panorama en Arnuide es desolador: el termómetro marca 1 grado y el aire frío aporta la sensación de estar en números negativos. Los únicos tres vecinos que aparecen en la acera no se acaban de creer la tragedia: «Nunca se coñeceu que houbese problema algún nin nada ten pasado en todos estes anos. Sempre foron moi boa xente. Repartían o coidado do pai entre os dous irmáns, seis meses cada un, e nesta altura Paco levaba ao seu pai para a hospedaría. No inverno, que está peor tempo e xa hai moito menos movemento no hostal, prefería ter alí a Elías porque estaba moito mellor atendido e o tiña máis cerca».

En las inmediaciones de la casa de Paco Feijoo, en la que actualmente vive su hijo, un familiar reconoce que es imposible asimilar lo sucedido: «El leva toda a vida rexendo o hostal dos Milagros. Non sabería dicirlle canto, pero igual lle fai 25 ou 30 anos. Antes estivera uns anos na emigración en Alemaña e, cando volveu, logo xa foi cando colleu o restaurante e o hotel xunto ao santuario». Al tiempo que se encoge de hombros y mueve la cabeza para reiterar que resulta imposible explicarse lo sucedido, sentencia al pie de la casa familiar en la que también él se crio: «Aquí non queda ninguén. En canto se coñeceu o suceso subiron todos os da familia para Os Milagros. Alí están agardando». En el recinto del santuario, a escasos metros de la cinta de la Guardia Civil que acordona la zona, los vecinos no acaban de creerse lo sucedido. Se intercalan en la conversación los datos que hablan de su amistad con Paco Feijoo, el buen trato y sus últimas ocurrencias y bromas intercambiadas estos días. Llega un hombre, clava la mirada en el grupo de seis que están pendientes de la puerta y pregunta: «É certo?». Y la respuesta lo deja sin palabras para argumentar: «Por desgraza, as cousas malas sempre son certas».

Uno de los que ayer recordaban la relación cordial que tenía con el gerente del hostal fue el alcalde de Baños de Molgas, Xaime Iglesias: «Estiven aquí o xoves e sempre tivemos unha boa relación».