Siete de cada diez incendios forestales se deben a prácticas inadecuadas

Maite Rodríguez Vázquez
maite rodríguez OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

En Ourense hay más casos por búsqueda de algún beneficio que en el resto de España

14 dic 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Alrededor del 70 % de los quince mil incendios forestales que cada año se producen en España se deben a prácticas tradicionales inadecuadas. Quemas de rastrojos sin el debido control o en condiciones adversas que pueden derivar en fuegos de menor o mayor tamaño según las circunstancias. Esta tipología del origen de los incendios a nivel nacional es extrapolable a Ourense, según expuso ayer Andrés Sotoca, capitán de la Guardia Civil, a los alumnos del colegio Divina Pastora. En Ourense se puede dar alguna variación porcentual sobre los datos generales, con la aparición de más casos de incendios detrás de los que hay la búsqueda de algún beneficio como el cinegético (caza), pero los patrones son similares al resto del Estado.

La cultura del fuego usado como herramienta o arma en el medio rural está detrás de este comportamiento y, para erradicarlo y prevenir este delito, la asociación APES y el colectivo ambiental Sustinea organizaron una jornada de reflexión en la que salieron a relucir las causas y motivaciones de quienes queman el monte y usan el fuego como arma.

Sotoca, experto en perfilados criminales y profesor de la Universidad a Distancia de Madrid, hizo un estudio basado en datos de los incendios esclarecidos en España. Hay que tener en cuenta que este delito, explicó, es muy difícil de investigar, aunque se pueden llegar a conocer el punto de origen del fuego y si este fue intencionado o accidental. Más de la mitad de los incendios forestales son intencionados -alrededor de un 60 %-, bien por imprudencias, provocados por personas con alguna enfermedad mental como los pirómanos o con otras motivaciones detrás, como la venganza o intereses madereros o del suelo. El resto se deben a causas naturales o imprudencias leves, como las causadas cuando salta una chispa de alguna máquina que realiza trabajos agrícolas o forestales y origina un fuego. El experto de la Guardia Civil señaló que, aunque tienen repercusión, los casos en los que estén implicados trabajadores de los servicios de extinción son «infrecuentes», a tenor de los resultados aportados por los incendios esclarecidos. Tampoco hay muchos casos de fuegos originados por colillas, aunque sean utilizadas como artefacto por algunos incendiarios.

Así, los grandes grupos de causas posibles de incendios forestales estarían encabezados por costumbres inadecuadas, entre un 68 y un 70 % de los fuegos intencionados; los provocados por enfermos mentales, en un veinte por ciento- y en ocho de cada cien casos atribuidos a pirómanos- y el restante diez por ciento sería por la búsqueda de algún beneficio, ya sea cinegético o por venganza, motivación que aparece en el 4 % de los fuegos investigados y aclarados. En Ourense y en Galicia- y en general en la zona del noroeste que comprendería también León y el norte de Portugal- estaría más insertada que en el resto de España la mentalidad o la cultura del uso del fuego en el medio rural. Por ello la educación y la formación, además de las campañas de concienciación, son las herramientas más útiles -a juicio del experto y de los organizadores- para reducir el número de incendios que cada año azotan al territorio nacional y, en particular, al ourensano.

Un delito difícil de investigar en el que solo se identifica al 2 % de los autores

La asociación APES, que trabaja para evitar la exclusión social y el delito, colabora con varios centros educativos. Con el colegio de franciscanas desarrollan un proyecto de prevención de los incendios forestales abordando el problema desde la perspectiva delictiva. Los alumnos del Divina Pastora participaron activamente en el coloquio organizado ayer en el Espacio Xove. Los niños y profesores preguntaron y respondieron a cuestiones cómo por qué hay pocas condenas. «Es un delito difícil de investigar y de localizar al autor», respondió el experto, que realizó una tesis en la que recoge que solo se llega a identificar al 2 % de los autores.

Andrés Sotoca incidió en la importancia de cambiar el miedo o las reticencias que hay a la hora de dar información a los investigadores. «A nadie se le va a acusar sin pruebas y la información se contrasta siempre. Hablar ayuda a la investigación. A veces en los pueblos se sabe y no se dice porque no se le da la importancia que tiene a los incendios, que es un delito grave y que nos afecta a todos», expuso Sotoca. Raquel Crespo, presidenta de APES, preguntó a los niños, qué le dirían a una persona que va a quemar rastrojos. Que avise o pida permiso fue la respuesta.

Por la tarde, el debate sobre si los incendios son un problema autóctono se trasladó al espacio El Cercano, con un foro en el que intervinieron de nuevo el capitán Sotoca, además de miembros de la Policía Autonómica, un agente forestal y representantes sociales para abordar cuestiones que APES incorporará como conclusiones a su programa educativo.