No es la ACB, no lo es. Quizás la LEB Oro ni siquiera se le parezca, pero el Club Ourense Baloncesto tiene solera. Tras sus pasos hay una historia de glorias que muchos aficionados al deporte de la canasta todavía recuerdan con nostalgia por estos lares.
Esos mismos parroquianos que son fieles en sus visitas al Pazo Paco Paz ?lógicamente cuando tienen algo de qué disfrutar, por poco que sea?, vivieron el pasado verano uno de los sinsabores más amargos que podían sentir. Pero aún así, nadie duda que en cuanto su equipo vuelva a encestar se ganará el apoyo de los de siempre y de alguno más que reaccionará al boca-oreja.
Vale que el fútbol es el deporte rey, pero los ourensanos tienen una querencia especial por el baloncesto, desde que algún universitario de allende los mares se desplazó hasta muy cerca de As Burgas y comenzó a meterlas hacia abajo en esos aros de Os Remedios y, más tarde, en la cancha de la Dipu.
Es cierto que los mandamases del baloncesto patrio se cargaron muchos de los entresijos de un deporte que pintaron de dorado los hermanos Gasol y otros mitos, incluido un Jorge Garbajosa en cuya capacidad de gestión cree mucha gente ilusionada. Y en ese grupo también nos colamos muchos románticos confiados en que pronto los méritos deportivos sean los más importantes en este deporte que llenó bolsillos de aquellos que menos se lo merecían.
Puede, ahora sí, que la nueva etapa cobista sea crucial. Ojalá aprovechen el momento para aminorar la dependencia de las subvenciones y crear una estructura que les permita seguir encestando.