Absuelto de un atraco tras 17 meses en prisión, ahora reclama perjuicios

La Voz OURENSE / LA VOZ

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miguel villar

«Fredi» Sorga asegura que el pasamontañas que lo incriminaba ni estaba usado

25 sep 2016 . Actualizado a las 18:59 h.

Diecisiete meses en prisión dan para muchas horas de gimnasio, para practicar deporte, para perfeccionar el manejo de la escoba y también para pensar, para ver el entorno y sentir víctima de agravios comparativos. A Fernando Frederico Sorga lo detuvieron en abril del 2015 por su presunta participación en un robo violento en el chalé de un constructor en diciembre del 2013. De la comisaría al juzgado y de ahí a la cárcel. Casi diecisiete meses ha pasado en el centro penitenciaria de Pereiro. Este mes de septiembre ha recuperado la libertad, absuelto, después de que la Audiencia de Ourense revocara una sentencia que en mayo lo condenaba a más de siete años de prisión. Está satisfecho, pero también dolido. Sostiene que lo encarcelaron, lo juzgaron y lo condenaron sin pruebas, por lo que ya ha encargado a su abogada, Ana Carnicero, que prepare una demanda contra la administración para reclamar daños y perjuicios por lo ocurrido.

La policía llegó a «Fredi» porque en una conversación telefónica intervenida, cuando se investigaba un robo en A Cuña, surgió ese nombre como participante en aquel atraco. «¿Acaso son eu o único Fredi que hai aquí», se pregunta este hijo de ourensano y portuguesa, que nació en Espinho en 1978, vivió hasta hace cuatro años en Suiza, donde aprendió los manejos de la hostelería, que le han permitido trabajar en Mallorca varias temporadas. «Teño dobre nacionalidade. E falo cinco idiomas: alemán, italiano, inglés, portugués e español, todos eles mellor que o español», aclara. Frecuenta locales de ambiente latino, aclara, pero eso no debería tener influencia.

«Eu estou convencido de que se ese roubo non fora en casa dunha persoa moi coñecida, non tería ido a por min con tan pouco como tiñan», reflexiona ahora, en libertad. Un pasamontañas, subraya, es lo único que la policía halló en su casa. «Estaba novo, sen usar e sen ADN de ninguén. Pois bastou con iso e coa declaración dun menor», subraya.

De la estancia en prisión le duele especialmente que en diecisiete meses no pudo ver a su hija. «Ten sete anos. Eu non quería que me vira alí. Falaba con ela. Dicíalle que estaba traballando, en Suiza, e que logo volvería. Agora, cada vez que saio da casa teño que dicirlle que non se preocupe, que non marcho».

Pasó en el gimnasio todo el tiempo que pudo. «Sempre tentei ter moita calma. Non é unha cárcere do terceiro mundo, pero estás nunha cárcere. Tés que convencerte todos os días para estar tranquilo», dice Fredi, que aún lo pasa mal, según afirma, por la sensación de que habrá gente que lo vea y crea que fue él quien cometió aquel hecho. «Eu non son un delincuente deses que a policía pilla vinte ou trinta veces e que acaban saíndo en liberdade cando pasan polo xulgado», dice, a modo de contraste, para subrayar lo que ve como agravio comparativo. «Mentres estiven dentro vin saír xente, casos concretos, acusados de homicidios, de mortes, con unha fianza de 3.000 euros e sen que lles retiraran o pasaporte», afirma, sin dejar de insistir en que fue detenido e inicialmente condenado «para que se vira, porque a vítima era unha persoa moi coñecida en Ourense».

El discurso de Fernando Frederico, después de casi diecisiete meses en prisión con el epílogo de una sentencia que lo exculpa de delito alguno, no deja de hacer referencia a «como está a comisaría de Ourense: que empecen por poñer orde eles», como la principal sospechosa de aquella presunta trama de tráfico de drogas salió en libertad en menos de dos meses y cómo otros casos se han resuelto con condenas que él ve benignas en comparación con sus diecisiete meses de «prisión pola cara».

Que el chico que lo acusó y luego se retractó actuó inicialmente bajo algún tipo de presión es algo que sospecha, según dice, pero no sabe los motivos. Que haya quien crea que algo habrá tenido que ver lo asume con resignación: «Vivirei sempre con iso. Non se pode evitar».