El delator del atraco y la paliza a un empresario se desdice durante el juicio

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Los dos acusados negaron cualquier participación en los hechos que le atribuye la fiscalía.
Los dos acusados negaron cualquier participación en los hechos que le atribuye la fiscalía. miguel villar

El testigo sostiene que acusó a otras tres personas al creer que lo estaban incriminando a él en el suceso

06 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

La policía tenía atados parte de los cabos necesarios para detener a los sospechosos del atraco a un empresario de la construcción de Ourense, a quien habían apaleado en su casa a primera hora de la madrugada del 1 de diciembre del 2013, para llevarle una cantidad estimada de 50.000 euros, que guardaba en dos cajas fuertes. Dos de ellos se encontraban en Ourense. El tercero, sin embargo, estaba en la República Dominicana, con una orden de expulsión, anterior a que se le asociara con estos hechos. La policía tenía la esperanza de que regresaría para echarle el guante y presentar ante el juez a los tres presuntos autores de una acción especialmente violenta, que había acabado con la víctima en el hospital. Los dos imputados, en prisión desde abril del 2015, negaron ayer relación alguna con los hechos. No saben por qué se les acusa. El dinero, año y cinco meses después del asalto, había desaparecido, pero en el domicilio de uno aún estaba un reloj que el empresario identificó como el que le habían robado a él aquella noche. Y también aparecieron pasamontañas, una pistola de fogueo y cartuchos detonadores.

La vista oral dejó ayer la muy llamativa declaración de un testigo, menor de edad en el momento de ocurrir los hechos, que había ofrecido a la policía una minuciosa declaración sobre la forma en la que se había desarrollado el atraco, en el que él supuestamente iba a participar, aunque no lo hizo por quedarse dormido. Detalló cómo había dos cajas fuertes, una con más dinero que otro, quiénes habían sido los participantes y detalles del botín. Aquella primera declaración, ratificada en el juzgado, fue más recientemente corregida. Y ayer fue negada. Mintió las primeras veces, según afirmó ayer, porque «estaba nervioso» al haberle dicho la policía que los dos acusados lo estaban incriminando a él. Se defendió señalándolos.

Le advirtió la jueza las consecuencias del falso testimonio. Le preguntó, igual que a su madre, que también cambió la declaración inicial, si había sido amenazado. Lo negaron ambos. Sabía El Gordo los detalles de su primera confesión, porque «escuchaba cosas en la casa». La fiscal, que mantuvo la acusación, restó valor al cambio de versión, sin dejar de resaltar cómo coinciden todos los detalles de lo ocurrido con el testimonio de este testigo. Desacreditado antes como un supuesto mentiroso compulsivo, las defensas se quedaron con su última declaración, en tanto exculpa a los dos encausados.

Abordado días antes un amigo del constructor, lo dejaron al ver que «no era él»

El perjudicado por estos hechos, que no acudió ayer a declarar por razones de salud, no llegó a identificar plenamente a los atracadores. Se leyó su testimonio en el juzgado. Sabía que eran latinoamericanos, pero nada más. Eran tres. Uno de ellos, aclaró, era más fuerte que los demás. Llevaban pasamontañas.

La declaración de los policías señaló, entre los indicios utilizados en la investigación, una conversación telefónica interceptada a dos delincuentes, en la que hablaban del atraco que había sufrido el empresario. Identificaban a uno de los acusados. Las pesquisas llevaron, igualmente, a un amigo de la víctima, abordado de noche en una ocasión por personas que se dirigieron a él, aunque no llegaron a hacerle nada, pues, según diría uno de ellos, «este no es» el objetivo.

La detención y los registros domiciliarios en las viviendas de los acusados se produjeron entre los días 22 y 28 de abril del 2015. En la habitación de Jancarlo apareció un cartucho y en la de un hermano más cartuchos, dos pasamontañas y un reloj. No se lo explica el imputado. En el registro de Fernando Federico, por su parte, apareció otro pasamontañas: practica esquí y lo utiliza para ese fin, dijo, en respuesta a una última pregunta.

Las defensas acabaron pidiendo la absolución. Faltan pruebas directas, dicen, y el testimonio del menor fue realizado bajo presión de la policía, afirman.

Siete años y medio de cárcel por robo violento y lesiones

Fernando Federico «Fredi» S. O. y Jancarlo K. M. se enfrentan a peticiones de condena de cinco años de prisión por el robo con violencia e intimidación. Es el delito más grave. A esta pena añade el ministerio una segunda petición de dos años y seis meses de prisión por lesiones. Y le exige, además, la devolución de los 40.000 euros robados.