Amores de puño y letra

mar gil OURENSE

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Las adolescentes reivindican el valor emocional del mensaje en papel, pero destacan la rapidez y economía del intercambio digital

20 feb 2016 . Actualizado a las 13:56 h.

Los amores de una chancla veraniega y de una bota invernal se impusieron al romanticismo del enamoramiento adolescente y a la profundidad del amor después de la muerte en la primera edición del certamen literario de cartas de amor convocado por el Concello de Ourense.

Tres alumnas de secundaria -dos del Blanco Amor y una de Carmelitas- recibieron ayer en la Escola Municipal das Artes Escénicas los premios de un concurso que pretende animar la reflexión sobre el amor pero, sobre todo, «recuperar la escritura».

La reivindicó ante un grupo de adolescentes, compañeros de las ganadoras, la concejala de Educación, Belén Iglesias, que insistió en la conveniencia de preocuparse por la letra y por la ortografía en un tiempo absolutamente dominado por la pantalla digital.

Alumnos de la Escola das Artes Escénicas escenificaron dos piezas teatrales.

Noelia Velo Outomuro, Andrea Cerreda Gómez y Lucía Hermosilla Tamayo son las ganadoras de un concurso que, apuntan, les ha dado la oportunidad de descubrir que existe vida más allá del whatsapp y de las redes sociales.

Lucía, del Blanco Amor, se atrevió con una historia que difícilmente podría tener como soporte a internet: una carta fechada en 1952 en la que un marido le escribe a su esposa fallecida, agradeciéndole el amor vivido, los hijos y el tiempo compartido. «Sin ti no habría sido feliz», concluye el mensaje ficticio del esposo.

Noelia, que recibió el primer premio, exhibió originalidad en una carta en la que una bota marrón le canta sus amores de armario a una chancla con estampado de mariposas lilas y tira amarilla: «Pensé que toda la gente iba a hacer lo mismo, con personas, y decidí escoger objetos para protagonizar la carta».

Lucía, de Carmelitas, preferió descargar su yo en el certamen. Escribió una carta, con sus propios sentimientos, a un amigo: «Se la dirigí a Manuel, un niño que me gusta. Cuando lo conocí experimenté muchos sentimientos y son los que puse en la carta».

El pudor no fue un obstáculo, reconoce: «Me provocaba nervios pensar que tendría que leerla en público, pero no me costó escribirla y presentarla».

Pese a sus distintos estilos literarios y al muy diferente enfoque de sus trabajos, las tres coinciden en sentirse ajenas a la correspondencia postal. En un caso, late, con cierta dificultad, el recuerdo de la única carta escrita en su vida: «Una de Navidad, para mi familia, cuando era pequeña. Ahora uso el correo electrónico».

En otro, es una prima en Sevilla la protagonista, desde hace un año, de un afán epistolario que no acaba de consolidarse por las frecuentes faltas de respuesta. Para la tercera premiada es una tía residente en Logroño la única destinataria de «alguna carta cuando era pequeña».

El pasado, también entre adolescentes, es el punto de encuentro con las cartas de puño y letra. Para Noelia, Andrea y Lucía, el concurso ha supuesto, de un modo u otro, un cierto acercamiento.

Noelia Velo ha descubierto que «es mejor que los mensajes de texto porque la carta es más bonita, lleva tu letra y expresas mejor tus sentimientos». Lucía valora el hecho de que se pueda conservar: «Si cambias de móvil y pierdes el mensaje, parece que pierdes los sentimientos». Y Andrea admite que, al escribir la carta del concurso, revivió los sentimientos hacia su Romeo.

Pese a todo, ninguna tiene duda en rubricar las palabras de Noelia: «La carta es más bonita pero, en el día a día, mejor digital; es más rápido y más económico».

Los sentimientos de una bota hacia una chancla protagonizan el texto ganador