Las lavanderas de As Burgas

Cándida Andaluz Corujo
cándida andaluz OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Todos los días, media docena de mujeres acuden a la planta baja de la plaza de Abastos de la capital para hacer la colada con el agua caliente

28 abr 2023 . Actualizado a las 19:48 h.

Poco queda de la imagen bulliciosa que a principios del siglo pasado estaba relacionada con los lavaderos municipales. Tan poco, que incluso a día de hoy es difícil encontrar a mujeres que acudan a estos lugares, casi plazas públicas, para lavar sus prendas y hablar sobre los temas de actualidad de sus pueblos, barrios o calles. Pero Ourense conserva un espacio único, casi escondido, junto al que transitan al día miles de personas, sin percatarse. Se encuentra en la planta baja de la praza de Abastos. Es el lavadero de As Burgas. Ajenas al exterior, todos los días acuden media docena de mujeres. Siempre las mismas. Ellas siguen manteniendo la tarea, aunque el espacio parezca en la actualidad más una vivienda abandonada que un tesoro patrimonial, cultural e histórico de la capital. La belleza que desprenden las aguas calientes en invierno choca frontalmente con los azulejos levantados, arrancados, y con las pintadas. Ajenas a este despropósito, las mujeres siguen buscando en las aguas de los manantiales el blanco perfecto. No en vano la temperatura, que alcanza los 60 grados, además de ayudar a clarear, defiende las manos de las lavanderas del frío invierno. Aseguran que no existen otras que limpien mejor que las de As Burgas. Ni siquiera en casa. Y, aunque se acercan con todo tipo de prendas, aprovechan los amplios lavaderos para limpiar las de mayor tamaño ya que, dicen, los minerales que acompañan a las aguas las dejan como nuevas. Y parece que lo consiguen. El lavadero está abierto a todas horas y aunque se ha intentado aportar cierta normalidad en su uso, no ha sido posible. Ellas quieren que este espacio, que les es propio, siga como hasta ahora. Pero los tiempos han cambiado y no son pocas las ocasiones en las que en su interior se han colado personas ajenas que han ocasionado destrozos. Todos los que han vivido desde la infancia en la zona, entre el rianxo y As Burgas, guardan una imagen romántica de un espacio que hoy parece escondido, ajeno de las miradas. Y recuerdan que existe un pasadizo, ahora cerrado, que lo comunica con As Burgas. No hay indicaciones, ni señales que indiquen que bajo la plaza existe un mundo paralelo. De momento, las lavanderas van defendiendo sus puestos. Ahora ya no hay largas colas, no hace falta pedir turno, ni se generan conflictos por el espacio. Ahora, simplemente, se trata de sobrevivir. La futura reforma de la plaza dirimirá qué será del lavadero.

La zona del lavadero se encuentra en muy mal estado de conservación

Aseguran que nada limpia y lava más blanco que el agua termal