«El maltratador está en todos los estratos sociales y de formación»

p. seoane OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

El fiscal Julián Pardinas, en su despacho del edificio judicial de Ourense.
El fiscal Julián Pardinas, en su despacho del edificio judicial de Ourense. SANTI M. AMIL< / span>

El fiscal subraya que una orden de alejamiento requiere un delito y riesgo

22 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una sola agresión ya es un fracaso. Como un accidente de tráfico en un mal dato. La muerte de una mujer en el CHUO presuntamente a manos de su marido es un drama. Con todo, en contra de lo que está ocurriendo en otros lugares con llamativos repuntes de violencia machista, la fría estadística rebaja la tensión en Ourense. Julián Pardinas Sanz (Ourense, 1953) es el fiscal especializado en violencia de género.

-Es evidente que como actividad delictiva nunca es aceptable, ni podemos conformarnos con los números que haya, pero nos movemos en los mismos parámetros que en años precedentes.

-¿Tenemos en Ourense un perfil claro del maltratador?

-Ni del maltratador ni de la víctima. No se puede acotar. Está en todos los estratos sociales y se da en personas con todo tipo de formación. Lo que sí hay como característico en la capital en que prácticamente todos los días se suscita una orden de protección. Es una constante. Supone un trabajo extra para el juzgado de violencia de género.

-¿Está justificada la frecuente controversia sobre estas órdenes?

-No siempre están justificadas las medidas. Para que la orden de protección son imprescindibles dos requisitos. Tiene que haber un hecho delictivo y también una situación objetiva de riesgo.

-Sobre el papel parece fácil...

-La dificultad radica en la valoración de lo que es una situación objetiva de riesgo. Hay casos en los que resulta difícil distinguir una simple riña conyugal, una disputa, incluso con palabras malsonantes, de lo que es realmente un maltrato psicológico. Cuando no está clara la situación objetivo de riesgo, y enfatizo lo del riesgo, no se concede.

-Una dirigente política habló en su día de «asimetría penal» para decir que la legislación sobre violencia de género penaliza especialmente a los hombres.

-El legislador trató de establecer una discriminación positiva en el Código Penal, especialmente en algunos preceptos, para distinguir aquellos supuestos en los que el autor sea hombre o mujer, con distinta penalidad, para la protección de la mujer como víctima del acto de violencia por el hombre. Yo diría que es algo casi testimonial. Existía una concepción machista de la sociedad, por fortuna cada vez menos asentada, pero aún se mantiene. ¿Que la víctima es un hombre? Son situaciones excepcionales, que se penalizan como lesiones.

-¿Se abusa de forma ilegítima de esta legislación, sobre todo en asuntos de familia y divorcios?

-En algunos sitios se ha tratado de transmitir la idea de que la mujer abusa. No es así. Hay algún caso anecdótico de denuncia falsa, pero la inmensa mayoría responden a hechos auténticos. Diría que hay más denuncias falsas por intentar estafar a compañías de seguros. Y a las pruebas me remito. ¿Cuántas condenas existen por denuncia falsa en violencia de género? En todo el año pasado debió haber dos. ¿Lo comparamos con los robos de teléfonos móviles? ¿Todas esas denuncias son falsas? No. No podemos hacer de la anécdota de un caso una conclusión general.

-¿Le sorprende que cada vez se vea a gente más joven en casos de violencia machista?

-Llama la atención, sí. En mi opinión pone de manifiesto que falla la base fundamental, que es la educación. No tiene sentido que haya chicos jóvenes que admitan esta situación. No puede ser que chicas de 16 o 17 años vean normal el control por sus parejas: lo que se pone, con quién habla, con quién se ve... Dice que es una manera de manifestar que la quiere. Es alucinante. Falla el sistema, fallamos por la base. Siempre he dicho que en temas de violencia de género es determinante la educación desde la infancia. Educar en los principios de igualdad -que no de identidad, pues que seamos iguales no es lo mismo que ser idénticos-, en la convivencia, el respeto a las personas por el hecho de serlo. Son valores básicos que no están asentados desde la infancia. De estarlo, no estaríamos ante situaciones como las que vemos.

julián pardinas sanz fiscal de violencia de género en ourense

«Se ven situaciones sorprendentes. Muchas víctimas tienen la realidad distorsionada»

Si sorprende el aumento de actitudes y casos de violencia machista entre los jóvenes sorprende, no menos llamativo resulta el aparentemente desprecio a medidas como el alejamiento.

-Hay situaciones sorprendentes. El caso de un chico que aceptó trabajos en beneficios de la comunidad por una agresión. Con una orden de alejamiento, encontró a la chica agredida en un bar y se acercó a reírse de ella. De todas formas, no es un problema de los jóvenes. Se ven situaciones sorprendentes. Otro caso reciente. Pido una orden y explico a la víctima qué representa. Vale, pero antes quiero hablar con mi marido, dice. Son parámetros diferentes. Muchas víctimas tienen la realidad distorsionada.

-¿Puede ser que algún incumplimiento sea por desconocimiento, por no haber entendido el significado de la orden?

-Si hay algún caso, son muy pocos. Siempre les explicamos que no pueden siquiera acercarse, que no puede llamar por teléfono ni comunicar con la víctima, advirtiéndoles expresamente que si no cumplen pediremos su ingreso en prisión. La gente suele entenderlo, pero siempre hay alguno que da la nota, y con esos se adoptan medidas.

-¿Cómo son las relaciones con las fuerzas de seguridad?

-En Ourense la puerta de la fiscalía está permanentemente abierta tanto a las víctimas como a las fuerzas de seguridad. Cada vez que se suscita algún asunto con visos de conflictividad, vienen aquí y lo hablamos. La decisión de la víctima es fundamental, como el trabajo de la policía, o de los medios informativos animando a las víctimas a denunciar. La labor del fiscal pasa por hablar con las víctimas y acudir a los juzgados en todos los casos para oír a las víctimas.