Una vez solucionados los problemas de evacuación, supongo, que condenaban al abandono la última planta del edificio de la Torre y transformada en cuatro viviendas, estas se ponen a la venta; vivir a más de 60 metros de altura, disfrutar de unas vistas únicas y espectaculares, y respirar a pleno pulmón un aire más limpio y puro, es un lujo al alcance de muy pocos. Cuatro viviendas al precio aproximado de 400.000 euros cada una, ocupan hoy los más de 450 metros cuadrados de una cafetería que, conjuntamente con un hotel, otra cafetería, un restaurante y un garaje, fue inaugurada en el año 1968 por el entonces ministro de Turismo Manuel Fraga Iribarne.
El gerente del cuatro estrellas pagó al Concello de Ourense en concepto de licencia de apertura de todo el complejo 26.835 pesetas (161,66 euros). Curioso y significativo, sobre todo, resulta comparar los 37.713.298 de la antigua moneda (227.188,54) euros) que costo toda la torre con los 400.000 euros en los que ahora se ponen a la venta cada uno de los cuatro pisos en los que se ha convertido la recordada y añorada cafetería de la planta 17 del que, para muchos ourensanos entre los que me encuentro, es el edificio civil más representativo y conocido de nuestra ciudad. Vivir en la torre, más cerca del cielo, tiene un precio.