«¿Cómo es posible este silencio sobre Socorro en una ciudad tan pequeña?»

raquel iglesias OURENSE / LA VOZ

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Mañana se cumple un mes de la aparición del cadáver en el seminario

05 jul 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El misterio sigue rodeando la muerte de Socorro Pérez. Mañana se cumple un mes desde que apareció su cuerpo en las inmediaciones del seminario de Ourense y son muchas las incógnitas que quedan por desvelar. La investigación se prolonga ya demasiado para quienes ansían respuestas y que se haga justicia. Y es que la ourensana, que desapareció el 2 de mayo tras salir de su casa a las cinco de la tarde para hacer ejercicio, murió de forma violenta tras recibir un fuerte golpe en el cráneo.

La familia comienza a desesperar. Su portavoz, Jesús María Pérez Barreiros, primo de Socorro, aseguraba ayer que por el momento son pocos los datos que les han facilitado los responsables de esclarecer el caso, una vez que se decretó el secreto de sumario. Lamenta la falta de colaboración de personas cercanas a la ourensana, haciendo referencias concretas. Recuerda que Socorro Pérez servía a la Iglesia como voluntaria. «Es como si tuvieran miedo de algo», recalca.

Afirma, asimismo, que son muchas las personas que lo paran en la calle para saber si hay alguna novedad en el caso y que le hacen una pregunta que él también se formula: «¿Cómo es posible este silencio sobre Socorro en una ciudad tan pequeña?».

«Queremos que se aclare todo esto de una vez. La sociedad lo está demandando», concluye.

Por el momento, según fuentes de la investigación, no se ha producido ninguna detención. No aclaran si las pesquisas se dirigen a alguien concreto, cercano a la víctima, para no levantar ninguna sospecha. Con todo, no descartan ninguna hipótesis y recalcan que siguen trabajando a fondo para descubrir quien o quienes son los culpables.

Un 6 de junio fatídico

Un vecino y amigo del padre de Socorro, José Vidal Fernández, fue quien encontró su cuerpo el pasado 6 de junio. Junto a él estaba su ropa y una llave. Los investigadores comprobaron enseguida que era la que abría la puerta de su casa.

El hallazgo se produjo en una zona que en la que se había buscado en las semanas anteriores, concretamente cerca de la urbanización Mun di Deu. La cabeza estaba desprendida del cuerpo.