La lupa de la Justicia, sobre los candidatos de PP y PSOE

José Manuel Rubín SIETE DÍAS, SIETE VOCES

OURENSE CIUDAD

03 may 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Como el día y la noche. Así fueron las iniciales manifestaciones de sendos dirigentes del PSOE respecto a la decisión de la fiscalía de Ourense de enredar en la campaña del 24-M pidiendo la imputación del candidato socialista a la alcaldía de la capital como miembro de la junta de gobierno del Concello de Ourense que contrató a dedo a la líder del PSOE, y número dos de la candidatura, Carmen Rodríguez Dacosta. Mientras las expresiones del candidato Vázquez Barquero rezumaban sensatez («confío en el sistema judicial y en la profesionalidad de quienes forman parte de él»), las de su jefe José Ramón Gómez Besteiro («a xente de Ourense non é parva e non vai a compartir esa forma de facer política desde os tribunais de Xustiza», dejaban un poso de desconcierto porque, a pesar de esa sabiduría que al ourensano le adjudica, no es fácil saber a quién o a qué se refiere. ¿Será al fiscal que buscó el momento para, con su petición, dañar al PSOE? ¿Al sindicato USO que fue quien llevó al ámbito penal el acuerdo de la junta de gobierno? ¿A la mano del Partido Popular que supuestamente mece la cuna de la Justicia? ¿A las huestes de Pachi Vázquez (¡cómo si a él no le llegase su problema judicial que le tienen con un pie en el banquillo!), que quieren morir matando? Las incógnitas de la acusación de Besteiro le descalifica como líder pues este es el que en lugar de sembrar incertidumbres, las despeja sin delegar en las dotes adivinatorias del pueblo. Bien es verdad que la discrepancia entre ambos dirigentes duró 24 horas. Barquero mudó su exquisita postura inicial por un ataque a Alfonso Rueda, vicepresidente del PP de Galicia, del que dijo, pretendía «politizar o procedemento xudicial, influír na decisión dos xuíces e subverter o estado de dereito». Y todo porque le pidió Rueda que mantuviese la afirmación de que dejaría la política si era imputado. Vázquez Barquero, en lugar de mantener su palabra (¡que es lo que se espera de un político serio!), a la espera, o no, de la imputación, aplicó la política del calamar desacreditando al dirigente del PP y, a la vez, al estamento judicial. Se puede criticar la oportunidad del fiscal, pero sugerir que los jueces se dejan influir por políticos temporeros, como Rueda, es hacerle un flaco favor a la verdad y al estado de derecho.

Al final, toda esta polémica semeja una cortina de humo para que la gente se entretenga y no se fije en demasía sobre la realidad de que los cabezas de lista de los dos partidos mayoritarios (según la historia y según la encuesta de La Voz de Galicia) están bajo la lupa de la Justicia. El del PSOE por la presunta prevaricación a la hora de colocar a dedo a una dirigente y el del PP por el interés de la jueza Pilar de Lara en investigar su supuesta participación en la supuesta financiación irregular de su partido en Ourense. Esta es la clave del problema. Que Ourense tiene a dos candidatos bajo la lupa de la investigación judicial. Y en tiempos en los que se anhela pulcritud, transparencia y nuevos aires (¿o es que ese pueblo sabio al que aludía Besteiro seguirá con las tragaderas de siempre?), no es nada gratificante para la regeneración democrática que los respectivos candidatos de PSOE y PP estén bajo sospecha por supuestas prevaricaciones y financiaciones opacas.