La pistola usada en un atraco se encontraba lista para hacer fuego

La Voz OURENSE

OURENSE CIUDAD

Santi M. Amil

La policía detiene a los autores de un robo frustrado al intentar escapar

21 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

A plena luz del día se presentaron dos atracadores en la casa de un vecino del lugar de Canivelos, A Lonia arriba, sobre las cuatro y media de la tarde. Iban totalmente equipados. Pasamontañas, guantes, cuerdas, una escopeta de cañones recortados y una pistola con cuatro proyectiles y una bala en la recámara en disposición de ser utilizada, con el seguro liberado. No contaban con que su víctima, un hombre de 72 años, iba a enfrentarse a ellos. Ni tampoco con que fueran a pasar por el lugar dos vecinas, que dieron la voz de alarma. La rápida intervención policial dio sus frutos y los dos presuntos autores de este atraco fueron apresados instantes después en una pista por la que habían intentado huir. No se resistieron a la policía, aunque, en el momento en que los agentes les colocaban las grilletes y antes del registro de la furgoneta en la que ambos se encontraban, intentaron mostrarse extrañados, pues, según decían, estaban dando un paseo.

Los detenidos son Juan Carlos B. A., de 45 años, un ourensano con antecedentes que ya es conocido de las fuerzas de seguridad, y John Stiven G. C., de 23 años y de origen colombiano, de quien no consta a la policía que haya sido detenido con anterioridad. Los atracadores, que accedieron a la finca al abrir su dueño sin mirar quién llamaba, huyeron desde la casa donde habían intentado el atraco, al verse sorprendidos por dos vecinas, que desde su coche se percataron del alcance de la situación. Intentaron huir los ladrones en una Ford Courier a través de un camino de tierra, que conduce hacia el recinto de una empresa constructora. El coche se detuvo. La policía los encontró instantes después. El conductor intentó arrancarlo cuando se percató de la presencia de los agentes, pero no lo consiguió. Tampoco se resistieron.

El posterior registro permitió hallar en poder de uno de ellos dos cartuchos de escopeta. En el interior del coche apareció, además, una escopeta con los cañones recortados y una pistola cargada y en disposición de ser utilizada. En una de las mochilas que aparecieron en la furgoneta también había dos proyectiles para escopeta, uno de postas, aparte de un pasamontañas, dos pares de guantes y varias cuerdas de distintos colores.

Los dos detenidos fueron trasladados a las dependencias policiales como presuntos autores de un delito de robo con violencia e intimidación, juntamente con otro de tenencia ilícita de armas. El coche fue trasladado también a dependencias oficiales, con el fin de que someterlo a análisis y hacer una revisión más exhaustiva en busca de otros elementos o indicios relacionados con este o con otros delitos que hayan podido cometer estas dos personas.

En la operación intervinieron efectivos del Cuerpo Nacional de Policía, con apoyo puntual de agentes de la policía local.

No sabían con quién se enfrentaban los dos autores de este frustrado atraco. Ni les entregó la cartera, ni se mostró dispuesto a dejarse robar, ni tampoco se dejó intimidar por las armas o las amenazas de muerte. El hombre, al ser amenazado, hizo al parecer referencia a que había vivido más de setenta años y que le daba exactamente igual lo que le dijeran, o con qué lo quisieran intimidar. Trataron los atracadores de maniatar a su víctima, pero tampoco consiguieron su objetivo, primeramente porque el hombre se negó a facilitarles la labor y también porque, tras ese primer momento de incertidumbre, los asaltantes decidieron abandonar el lugar al sentir que habían sido descubiertos por otras dos vecinas del lugar.

Los dos detenidos, de acuerdo con la reconstrucción de hechos que ha planteado la policía con el testimonio de las personas que los vieron y del hombre a quien pretendían robar, huyeron por un camino en dirección a las naves de la constructora Extraco. No lograron huir. Cuando la policía los localizó en el interior de una furgoneta corta tipo Ford Courier mostraban al parecer signos de agotamiento, con respiración jadeante y aparente nerviosismo. No tenían las armas directamente en las manos, por lo que tampoco tuvieron margen para enfrentarse a la policía. Los agentes acudieron, en cualquier caso, adoptando las precauciones que las circunstancias aconsejaban.