Aveces se confunden. Yo mismo lo hago en cuanto a la gestión de mi vida. Lo importante puede ser necesario o no. Pero de lo necesario no hay duda alguna. Importante es la cultura. ¡Claro que sí! Los conciertos, las exposiciones, las publicaciones... Importante es que las asociaciones culturales cuenten con locales dignos, que las bibliotecas se llenen de libros, que organicemos talleres sobre el medio ambiente o que busquemos una imagen corporativa. Importante es que funcione el transporte público, que los mayores cuenten con actividades que les hagan salir de casa. Importante es que propongamos premios y distinciones, que las luces de Navidad se coloquen a tiempo o ayudar a que los comerciantes aprovechen campañas de consumo. Es importante que potenciemos nuestra gastronomía y que hagamos del termalismo el puntal del turismo. Importante es que las calles estén alumbradas, que los árboles de los parque no se nos mueran o que se cumplan las ordenanzas: las de terrazas, las de ruidos...
Pero hay cosas necesarias que deberían anticiparse a las anteriores. Es necesario que las asociaciones de enfermos o excluidos tengan en tiempo y formas las ayudas prometidas o que un policía local patrulle por las calles, consciente de que cuenta con las dotaciones necesarias para garantizar la seguridad del ciudadano. Aquí hablamos de lo necesario, de lo que «forzosa o inevitablemente ha de ser o suceder», como dice la RAE. El Concello de Ourense lo debería aplicar.