Cruz Roja detectó 18 casos de personas que residen en infraviviendas en la capital, una situación que no suele generar conflictos con los vecinos
22 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La desgraciada muerte accidental de un indigente, Francisco Javier G. D., en el barrio de A Lonia el pasado lunes de carnaval sacó a la luz pública una problemática que no por reducida deja de tener su importancia en la ciudad: la situación de las personas que viven temporalmente o de forma más habitual en casas abandonadas, infraviviendas o chabolas. En este barrio, algún vecino había observado la presencia de una persona en la casa abandonada colindante al inmueble en el que ocurrió el trágico suceso de la calle Ponte Lonia. Otros ni se habían percatado de que estuviera allí.
Recelo, algo de temor ante desconocidos pero también solidaridad es lo que suele suscitar la presencia de personas que se refugian en viviendas desocupadas o en ruinas. Las policías, nacional y local, y los servicios municipales no han constatado que haya conflictos, quejas o denuncias vecinales relativos a estos casos. Si hay ocupaciones de viviendas no consentidas por propietarios, estos suelen conseguir el desalojo por la vía civil, explican.
Buscan estar aislados
Diego Conde, responsable del programa de asistencia a los sin techo de Cruz Roja -un proyecto de la Xunta cofinanciado por el Fondo Social Europeo y por la recaudación que se obtiene del 0,7 % del IRFP para fines sociales-explica que las personas que no tienen hogar suelen buscar sitios donde estar aislados: «Son gente normalmente que se va moviendo o que está de paso y buscan choupanas en las que estar tranquilos».
Tiendas de campaña o coches cerca del río Miño o Barbaña, la antigua cárcel hasta que fue tapiada o casas del casco viejo han sido refugios utilizados por personas sin techo en Ourense. Cruz Roja tiene localizadas a 18 personas que viven en infraviviendas.
A pesar de que la presencia de sin techo ocupando o refugiándose en casas abandonadas puede suscitar alguna inquietud, en los registros oficiales no hay constancia de denuncias por altercados o problemas de convivencia. Al contrario, según asegura Diego Conde hay «buen ambiente» y no suelen tener conflictos con los vecinos, quienes incluso les intentan echar una mano.
A Lonia
Respecto al caso de A Lonia, mientras una vecina apuntaba que dejó de pasear a su perro a ciertas horas desde que notó que había extraños en la casa en ruinas, otra desearía que aumentase el número de residentes en un barrio que se va quedando escaso de inquilinos.
Cuestión diferente es la de los okupas. En Ourense hay una casa ocupada en la avenida de Buenos Aires. Pertenece a un movimiento social y reivindicativo de personas que se agrupan para vivir en una casa ajena y organizan actividades sociales. Tampoco hubo noticias de problema alguno con ellos entre el vecindario de la zona.
La oenegé atendió el año pasado a más de 300 usuarios sin hogar
Los voluntarios de Cruz Roja hacen tres o cuatro salidas semanales, de día y de noche, para ofrecer un techo a las personas que encuentran en la calle. El año pasado, apunta Conde, atendieron a 334 personas sin hogar en Ourense. No llegan a todos los casos. Por ejemplo, Francisco Javier no era usuario del proyecto de la oenegé en Ourense.
La coordinadora de servicios sociales del Concello de Ourense explica que cuando detectan algún caso se les ofrece el hogar de transeúntes, aunque hay personas que lo rechazan, y la Policía Local los traslada a cualquier hora. Quienes están en situación de infravivienda pueden estar en el albergue, asegura, sin límite temporal en el caso de ser ourensanos, hasta que consigan una prestación y autonomía para tener una habitación o vivienda digna. Durante este invierno, el albergue ourensano no está lleno, precisa Conde.
En Cruz Roja observan que la crisis ha ampliado el perfil de las personas sin hogar. Si hasta el año 2005, el 40 % de los casos detectados tenían un problema de alcoholismo o adicciones, ahora en la calle se pueden ver personas antes normalizadas y que han sufrido desarraigo familiar.