Los usuarios del comedor social se duplicaron en un año

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE CIUDAD

MIGUEL VILLAR

Cáritas alerta del incremento de familias que necesitan el servicio

17 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La realidad social no cuadra en Ourense con las estadísticas de los grandes números que pregonan mejoría. Las dificultades económicas, lejos de suavizarse, están incorporando cada vez a más ourensanos a servicios en los que nunca imaginaron poder recalar. Es el caso del comedor social que, desde noviembre del 2013 -fecha en la que Cáritas asumió su gestión completa-, no ha dejado de crecer en usuarios.

Si en los primeros nueve meses de funcionamiento ya se alcanzaba un incremento del 33 % de la demanda con una media diaria de 101 servicios, el cierre del año supera con creces ese dato colocándose en 184 menús por jornada, lo que supone más del doble de los 87 con los que comenzó a funcionar la nueva instalación ubicada en el número 2 de la calle Mestre Vide. De las 115.210 comidas repartidas durante el 2014, la mayoría se sirvieron a mediodía (67.211), aunque también se repartieron 22.812 desayunos y 25.187 cenas.

Un millar de usuarios

Según los registros de Cáritas, el cierre provisional de los últimos doce meses arroja la cifra de 908 usuarios directos del comedor, pero la ayuda alcanzó a 1.350 personas. La diferencia radica en los que recogen comida para otros miembros de la familia, generalmente menores a los que se prefiere evitar que acudan al comedor social y se envían en táper los menús para que los consuman en sus propios domicilios.

Este es un factor que preocupa excepcionalmente a los responsables de la entidad por lo que implica de riesgo de exclusión social en los niños que puede marcar de forma determinante su futuro. La tendencia comenzó a notarse en verano, época en la que generalmente se reduce la demanda del comedor ya que muchos transeúntes prefieren desplazarse a la costa, pero que registró un incremento del 17 % de menús para llevar.

Se pensó quizá el cierre de los comedores escolares estuviese detrás de esa mayor demanda, y posiblemente así fue, pero lo cierto es que la llegada del nuevo curso escolar no ha suavizado la situación en muchos hogares.

«Cada vez tenemos a más familias que, sin ser usuarios habituales, se encuentran con que lo que cobran de prestaciones, no son capaces de llegar a fin de mes. El hecho de poder tener este servicio les ayuda a equilibrar algo la economía familiar para aguantar esos últimos días hasta que de nuevo entra algún ingreso en casa», señala Mari Carmen Alonso, responsable de programas de Cáritas. Una realidad que «sorprende incluso a los voluntarios que esperan otro tipo de perfil», señala Alonso.

En los casos de familias con menores, pero también en otros, la ayuda alimentaria no se limita a entregar el menú. Se aporta también periódicamente carne o pescado fresco para que ellos los preparen en casa completando sus dietas, además de otros artículos básicos como productos de higiene o ayudas para farmacia.

Un servicio que sirve de enganche para buscar otros recursos que palíen la exclusión

«Queremos que se convierta en un enganche, un primer peldaño para alejarse de la marginalidad y caminar hacia la recuperación personal». Así definió hace más de un año Ángel Feijóo, el director de Cáritas, lo que se pretendía hacer en el edificio que alberga el servicio de comedor social -que antaño acogió a la congregación Siervas de María en la ciudad-. Para lograrlo, a los usuarios se les ofrece mucho más que comida recién hecha en sus cocinas todos los días de la semana y los 365 del año.

«El trabajo se basa en la acogida, en escucharles para conocer su situación y buscar la mejor forma de dar respuesta. El programa se planea en torno a dos caminos: paliar la situación de privación con la alimentación diaria y paliar la exclusión social con una intervención educativa simultánea», resume el coordinador Óscar Diéguez. Durante el pasado año se alcanzaron 315 actuaciones diarias, entre comida y ese otro tipo de servicios. A través del programa de atención integral los usuarios del comedor han participado en acciones de formación, talleres de habilidades sociales y de técnicas de búsqueda de empleo o de formación ocupacional.

Óscar Diéguez resalta la imprescindible labor de los voluntarios de Cáritas para el proyecto, que también cuenta con «el apoyo de entidades y empresas de nuestro entorno que han aportado con su colaboración un apoyo excepcional».