Un futbolista en Primera en Córcega

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

O CARBALLIÑO

El joven deportista barquense afronta su segunda temporada en el Bastia Agglo

24 oct 2016 . Actualizado a las 09:19 h.

Óscar Durán es hijo de Rosendo Durán, un valdeorrés asociado a la palabra fútbol desde hace décadas (primero como jugador y después como entrenador). Y claro, con un padre así, fácil interpretar que al hijo le iba a tocar eso de dar patadas a un balón. Así fue. Con apenas diez años, Óscar entró en las escuelas deportivas de O Barco, que entonces gestionaba el progenitor. Moviéndose entre el fútbol y el fútbol sala, en la etapa de cadete fichó por el Carballiño Fútbol sala, «que fue realmente donde me formé», dice. Como juvenil pasó por el Santiago Futsal para, ya como sénior, empezar en el Azkar Lugo. «Fue donde empecé a despuntar un poco más», recuerda el deportista; que después fichó por el Operario de las islas Azores (en Portugal). Tras una experiencia corta en Italia, ahora vive su segundo año en el Bastia Agglo, en Bastia (en la isla francesa de Córcega).

Durán juega en Primera División, ganándose la vida en una profesión de la que no sabe cuándo se transformó en un trabajo. Tampoco ahora cavila en ello. «Nunca pensé en eso, juego porque me gusta y disfruto haciéndolo», contesta. Convirtió en su oficio uno de los deportes que probó de pequeño. Que no el único. También se dejó ver en las pistas de atletismo. «No me gustaba nada», reconoce. Y también se midió en el bádmington. Tenía unos 16 años, recuerda. «Lo practiqué en el colegio, pero no tenía ninguna salida y lo acabé dejando», dice. Y resalta: «Fue una pena, porque es un deporte que me vuelve loco». Se quedó con el fútbol, «por lo que se queda todo el mundo: es lo más mediático y lo que más llama a un niño».

Llegó a Bastia la temporada pasada. Recuerda que no le costó demasiado adaptarse al cambio. «Al principio es difícil, no entiendes mucho; pero una virtud que tengo es que donde fui, supe comunicarme y aprender el idioma», explica. Ahora, diez meses después, se siente cómodo con el idioma. «Me defiendo; pudo entablar una conversación con cualquier persona», dice. Tuvo la suerte además de encontrarse buenos compañeros de equipo. «Es gente muy buena, noble, y de los que lo dan todo por uno, y eso lo facilita muchísimo», señala. Reconoce que no todo fue perfecto. «Lo más difícil es estar lejos y no tener las facilidades que tienes en casa», dice.

Esta es su segunda temporada, y al final será el remate de su contrato. Después, Óscar Durán sueña con estar más cerca de casa. «Me gustaría irme para España o Portugal», cuenta. Eso le permitirá cambiar la respuesta a la pregunta de con qué frecuencia viene a Valdeorras. «Ahora, muy poco. Solo en Navidad, que tenemos casi un mes de vacaciones, que está muy bien; pero desde agosto hasta diciembre, nada, y en la segunda vuelta, igual», apunta. Mucho tiempo, en el que asegura que lo que más echa de menos «obvio que la familia, a mi novia, a mis amigos?». Y también al pueblo en sí. «Estar aquí es muy diferente. La cultura, la comida, las cosas que hace la gente, no son nada parecidas -señala-. Tampoco son muy diferentes, pero pequeños detalles que tenemos los españoles, que aquí no se hacen, y es lo que más notas». Se adivina fácil la morriña.

Y pensando un poco más allá del final de la temporada, ¿ cuándo remate su vida deportiva, qué hará? «Debería empezar a pensar en qué hacer; ahora mismo pienso que falta mucho tiempo, pero no es lo correcto», reconoce. ¿Volverá para quedarse? «Es la pregunta más difícil? No sé qué contestar», responde entre risas.