«Pasaron xa moitos anos, pero en Vilamartín segue todo a flor de pel»

Miguel Ascón Belver
miguel ascón OURENSE / LA VOZ

O BARCO DE VALDEORRAS

LOLITA VÁZQUEZ

El alcalde viajó en el autobús siniestrado y la directora del colegio perdió a un hermano. El pueblo no olvida la tragedia

18 abr 2017 . Actualizado a las 10:22 h.

Vilamartín de Valdeorras homenajea mañana a los trece fallecidos que dejó el accidente de un autobús escolar en la antigua carretera Nacional 120. Hace ya cuarenta años de aquello, pero el municipio no olvida. Muchos de sus vecinos tienen, de un modo u otro, un vínculo emocional directo con aquel suceso. El alcalde, Enrique Álvarez Barreiro, tenía entonces doce años y recuerda que en ocasiones él mismo iba a clase en el autobús siniestrado conducido también por el chófer fallecido, muy conocido en el pueblo, según rememora. La directora del colegio de la localidad, el CEIP Manuel Folla Respino, que comenzó a funcionar pocos años después del accidente, es actualmente Gelines Trincado. Ella tenía 19 años cuando ocurrió todo y estaba cursando los estudios de Magisterio. Uno de los fallecidos era hermano suyo. Eduardo y Gelines relatan cómo sobrelleva Vilamartín de Valdeorras la pesada carga de este recuerdo.

El colegio Manuel Folla Respino abrió sus puertas en 1979. Ese servicio había sido largamente reivindicado por los vecinos. «En aquel momento había muchos más niños en Vilamartín que ahora. No se entiende cómo aún no estaba hecho», explica Gelines Trincado, que no puede evitar pensar que el accidente nunca habría ocurrido si los chavales del municipio no tuviesen que desplazarse a A Rúa, como los fallecidos, o a O Barco, como ocurría, por ejemplo, con Enrique Álvarez, que vivía en un pueblo más próximo a la capital comarcal.

El colegio de Vilamartín ha pasado por mejores momentos, según confiesa su directora: «Nos hacen falta más niños. Sacando los centros de los pueblos grandes, como O Barco y A Rúa, estamos todos igual, bajando de población y sin niños. Aquí por lo menos aún nos mantenemos».

Los alumnos que sí asisten aún a las aulas del Manuel Folla Respino no necesitan, según la directora, de clases especiales para saber lo que ocurrió hace cuarenta años. «Aquí todo el mundo es consciente de lo que pasó, por desgracia», comenta Gelines Trincado, que hace unos días ya contó para La Voz de Galicia el impacto personal que para ella supuso la tragedia debido a que uno de los fallecidos era su hermano pequeño.

Dos alumnos del colegio de Vilamartín de Valdeorras, aquel que no existía por entonces, participarán mañana en el homenaje en recuerdo de las víctimas de aquel fatal accidente. Los niños serán los encargados de hacer una ofrenda floral ante el monolito instalado ya frente a la iglesia parroquial de Vilamartín para recordar lo sucedido hace cuarenta años.

A un desguace de A Coruña

Será, según dice, el alcalde, un acto «moi discreto». El Ayuntamiento colabora con la iniciativa, pero se trata de una propuesta de los familiares y ellos desean discreción, explica el regidor valdeorrés: «Pasaron xa moitos anos, pero en Vilamartín segue todo a flor de pel».

Él tenía 12 años cuando ocurrió todo y tampoco podrá olvidarlo nunca. «Foi unha cousa tan terrible que é imposible», dice Enrique Álvarez, que recuerda perfectamente al chófer y al propio autobús. Él mismo viajaba en ocasiones en ese vehículo y volvió a tener un contacto directo con él hace cinco años. Fue entonces cuando participó en los trabajos organizados para retirar el amasijo de hierros en que quedó convertido el autobús tras caer al río: «Levaba 35 anos aí tirado sen que ninguén fixera nada e retirámolo nós case que só polos nosos propios medios». Tras el esfuerzo, los restos fueron trasladados a un desguace de A Coruña y allí no quedó nada, ningún recuerdo de la tragedia. El monolito frente a la iglesia parroquial de Vilamarín es el homenaje que quedará para los fallecidos cuarenta años después de lo ocurrido.