La paja salva acuíferos de Cualedro de la ceniza del fuego de O Larouco

LAROUCO

La paja busca evitar el arrastre de cenizas del incendio hacia los acuíferos de la zona.
La paja busca evitar el arrastre de cenizas del incendio hacia los acuíferos de la zona. santi m. amil< / span>

Vecinos y ecologistas censuran la falta de datos sobre las labores de recuperación

15 ene 2016 . Actualizado a las 09:50 h.

Esparcir paja en zonas calcinadas para evitar la erosión del suelo y el arrastre de ceniza a los manantiales de la devastada en O Larouco. Esa tarea, a más de mil metros de altitud, en pleno alto de la sierra, es la prioritaria en la primera fase de los trabajos de recuperación medioambiental de 3.1000 hectáreas abrasadas por un fuego arrasador el 30 de agosto de 2015.

Por el momento y pese a las intensas lluvias recientes, esa medida y la colocación de barreras de tela en el monte para prevenir corrimientos de tierra, está frenando la contaminación de acuíferos. Este riesgo existe en zonas como A Saceda o Lucenza, epicentro del desastre del pasado verano, que afectó a cuatro concellos antelanos.

La empresa Tragsa está llevando a cabo esas obras y se aplicará en esa recuperación hasta este verano, tras una inversión del Gobierno de medio millón de euros. El decreto del ejecutivo central fue adoptado el pasado mes de diciembre e inmediatamente se pusieron en marcha los trabajos. El alcalde de Cualedro, Luciano Rivero Cuquejo, confirmó que «en el depósito de agua de Lucenza, la zona donde se produjo el fuego, no hemos tenido hasta ahora problemas con el arrastre de ceniza hasta ese punto. Y eso a pesar de que ha llovido mucho».

Con todo, Rivero Cuquejo lamentó que el Concello no tiene información detallada y puntual sobre los trabajos. El regidor ya había mostrado con anterioridad, el malestar suyo y el de otros alcaldes limianos por la falta de datos puntuales de esta rehabilitación.

Los vecinos de la zona visualizan a los obreros de Tragsa en la sierra con cierto escepticismo. «Botan a palla en varios puntos, aquí cerca do pobo teñen un montón e están retirando a xesta queimada. Non sei se con iso recuperarán o monte. Nós non sabemos nada», resumía un residente en A Saceda.

No escépticos sino directamente críticos son los miembros de la plataforma vecinal Non máis lumes en Cualedro. Uno de sus integrantes, Fernando Domínguez, indicó que «no se informó ni consensuaron con los comuneros y vecinos estas medidas que están siendo puestas en práctica ya». Y añadió: «Hay que recordar que los montes en los que se está trabajando son de propiedad privada y por eso se debiera informar a los vecinos y comuneros, al menos en temas como arreglos y nuevas pistas y construcción de depósitos de agua». Domínguez reclamó una reunión «urgente» de todos los agentes implicados, tanto la Xunta, como alcaldes, empresa adjudicataria, vecinos, comuneros y cazadores.

Otro de los regidores afectados, el de Baltar, José Antonio Feijoo, insistió también en que, por el momento, no se han comunicado por parte de la Xunta medidas de apoyo a los ganaderos de la zona, afectados por el veto al pastoreo en la superficie quemada.

La otra cara de la regeneración es que el tránsito frecuente de maquinaria pesada por pistas parcelarias (sobre todo por el que va al parque eólico) está provocando destrozos y socavones en esos viales, que también deberán ser reparados más adelante.

El fuego del pasado verano fue especialmente intenso en O Larouco, pero no fue algo ocasional en el municipio de Cualedro, donde se contabilizaron decenas de incendios durante julio y agosto.

El riesgo de contaminación y corrimiento de tierras persiste por las lluvias

El problema, tras los fuegos estivales, es que la lluvia arrastra la ceniza y la capa superficial de la tierra, con sus nutrientes, a ríos o pozos. La contaminación puede afectar al agua, pero la zona ardida también queda dañada. Tras esa pérdida de nutrientes, en la tierra comienzan a aparecer productos químicos que dificultan el crecimiento de nueva vegetación.

El método más eficaz y barato para evitar estos problemas es la distribución de paja en diversos puntos. La paja empapa las cenizas y preserva el suelo. No obstante, la erosión y la posible contaminación de acuíferos es un riesgo que se prolongará en el tiempo tras un siniestro tan grave como el de O Larouco.

Tras los numerosos incendios en Galicia 2006 estos métodos de contención de los daños de fuegos a posteriori se empezaron a probar con éxito en diferentes puntos del país.

La otra labor prioritaria en estos momentos es la retirada masiva de toneladas de árboles y maleza quemada en agosto. Varias máquinas se afanan en esa labor desde hace semanas. Estos restos se están depositando estos días en las zonas aledañas a la pista que cruza el parque eólico do Larouco.

Todavía queda mucho tiempo hasta sacar de allí una enorme cantidad de masa calcinada. Los trabajos se centran por el momento en Cualedro, aunque se extenderán en las próximas semanas a las zonas afectadas de los Concellos vecinos de Trasmiras, Xinzo y Baltar.