Celanova, un oasis para oxigenar la creación de empleo en la provincia

Pablo Varela Varela
PABLO VARELA OURENSE / LA VOZ

CELANOVA

Íñigo Rolán

La comarca abandera la incorporación de trabajadores al mercado laboral

14 jul 2019 . Actualizado a las 05:00 h.

Antaño fue tierra de poetas. Pero en Celanova ya no corren tan buenos tiempos para la lírica y, por ejemplo, sí para la tecnología, uno de los ejemplos que ilustra la buena dinámica reciente de la comarca en la creación de empleo. Los datos que maneja la Consellería de Economía, Emprego e Industria otorgan a esta zona el porcentaje más elevado de la provincia en este ámbito, un 2,50 % en el primer trimestre del 2019. A efectos prácticos, es más del doble de la ciudad de Ourense.

La Seguridad Social contabilizó en este período un total de 4.888 trabajadores en Celanova, 119 más que en mismo tramo del año anterior. Sigue habiendo una dependencia clara del sector servicios, que concentra al 69 % del personal empleado en la comarca, pero la industria ha elevado su presencia en el tejido local a más de un 15 %, una cifra superior a la que presenta a nivel autonómico y que, en cierta manera, guarda un vínculo con el desarrollo del Coworking de Celanova-Baixa Limia que a comienzos de julio celebró su cuarta edición. De este proyecto, iniciado en el 2016, se pusieron en marcha 45 de los 82 planes de emprendimiento evaluados, lo que dio paso a la creación de 69 empleos.

Oportunidades en la cuarentena

Al contrario de lo que podría parecer, una de las franjas de edad que registra la inserción más destacada en el mercado laboral es la que supera los 44 años. De los vecinos de la comarca que se afiliaron en este trimestre, 86 se sitúan o superan dicha edad. Curiosamente, también se palpa este fenómeno en los jóvenes menores de 30 años, con 47 afiliaciones más.

Un total de 17 proyectos reciben formación, ayudas y asesoramiento para su desarrollo

Las empresas que florecen en el coworking de Celanova se adentran en ámbitos muy diversos y, a veces, complementarios. Varios de los proyectos empresariales que arrancaron allí su andadura lo hicieron apostando por el sector de la moda, la puesta a la venta de artículos relacionados con la valorización de los recursos territoriales, el turismo provincial o la oferta de productos agroalimentarios, pero también del aprovechamiento de los servicios tecnológicos, caso de la empresa Escolabs, una iniciativa enfocada a la formación en las áreas científicas, matemáticas y de programación en la que varios de los módulos educativos exploran las posibilidades que ofrecen la robótica y la impresión en 3D. En el caso de Telmo, uno de los talleres se basa en un curso de pilotaje de drones de competición, que él mismo imparte en colaboración con ellos.

De este cuarto empujón se valora que se podrían crear en Celanova en torno a 15 puestos de trabajo relacionados con estas iniciativas de aceleración, que reciben formación y asesoramiento para su desarrollo. Son un total de 17 proyectos que dan continuidad a un programa fomentado por la Consellería de Economía, Emprego e Industria a través del Igape, y la Escuela de Organización Industrial (EOI).

No es una iniciativa lanzada únicamente a nivel provincial, sino que también ha extendido su influencia a toda Galicia, a donde ha llegado hasta 700 personas de espíritu emprendedor y a un total de 641 proyectos a escala autonómica. Desde la Xunta, y por medio de los programas Galicia Emprende y Galicia Rural Emprende, ofrecieron a través de sus últimas convocatorias ayudas por valor de nueve millones de euros para potenciar los proyectos de 200 autónomos.

El coworking local alumbra la continuidad de empresas familiares y el uso de drones

A Víctor Montero, vecino de Celanova de 33 años, le preocupaba lo que veía cuando sus amigos volvían del extranjero: «Ellos iban y venían, dando vueltas por fuera. A mí me daba apuro irme, porque estoy cómodo y no me falta de nada, así que decidí aprender a llevar la empresa de mi padre». Así fue como, casi sin darse cuenta, se encontró dirigiendo la fontanería que su progenitor llevaba hasta que decidió jubilarse. Y en la segunda edición del coworking de Celanova encontró varias pistas sobre cómo organizarse. «Quería saber qué podía hacer ante de que él se fuese. Por ejemplo, crear una página web, las tareas administrativas o hacer las facturas», cuenta.

Ahora, Víctor trabaja con otro empleado que lleva varios años con él. El reto ahora pasa por ir más allá del ámbito comarcal. «En el coworking te dan vías para que puedas publicitarte mejor y llegues a otros contratistas», dice.

Los drones y su uso en los montes

Telmo López bromea cuando cuenta que aún le queda un poco para finalizar la carrera universitaria de ingeniero civil. Pero sus miras están tan puestas en ello que ya trabaja con una empresa de drones para aprovechar su potencial a la hora de emplearlos en tareas de topografía o inspección de terrenos. Para él se trataba hace años de una afición más, pero los derroteros profesionales le llevaron precisamente ahí, a disfrutar de sobrevolar el territorio gallego cuando contactó en el 2015 con otros socios enfocados a negocios tecnológicos y asentados en el coworking de Celanova. Ahora, perfila dos nichos de negocio: el primero, trabajos de I+D+i e identificación de especies en el entorno forestal; y por otro lado, proyectos de información geográfica sobre la superficie.

Y ahí aflora una pregunta inevitable: si su trabajo podría ayudar a limitar el impacto de los incendios o incluso a ayudar en las tareas de extinción a las fuerzas de seguridad. Y sí, es uno de los horizontes que Telmo contempla en el corto plazo. «El coworking nos ha servido para entender esa parte algo más empresarial que nos falta a muchos ingenieros, que solemos centrarnos en la precisión de nuestro trabajo y no tanto en lo comercial», dice.