A la cárcel los cuatro asaltantes a los que la Guardia Civil esperaba dentro de la casa en la que iban a robar

La Voz OURENSE

BOBORÁS

Miguel Villar

El juzgado de O Carballiño ha decretado el ingreso en prisión de los integrantes de una banda criminal a la que se le atribuyen decenas de robos en el rural ourensano

25 mar 2017 . Actualizado a las 23:32 h.

El juzgado de O Carballiño ha decidido que ingresen en la cárcel los cuatro integrantes de una banda a la que se le atribuyen decenas de robos en el rural. Para dos de ellos, de nacionalidad albanesa, se ha decretado prisión provisional comunicada y sin fianza. Se les investiga por robo con fuerza en casa habitada y atentado. La misma prisión se ha determinado para el ourensano F.J.A. al que se le investiga, además, por tenencia ilícita de armas. Para F.J.G.T., prisión eludible con pago de una fianza de 4.000 euros. A este último se le investiga por robo y desobediencia

La operación Christmas ha incluido varios registros en las últimas horas, en los que la Guardia Civil se ha incautado de herramientas, teléfonos móviles y dinero en efectivo. De este modo culmina un trabajo de varios meses que, tras sucesivos asaltos en el rural ourensano, permitió que los responsables del operativo averiguasen donde iban a perpetrar su siguiente robo los integrantes de la banda. Los agentes de la Guardia Civil esperaban ocultos en el interior de la casa. Y fue en una de las habitaciones de una vivienda unifamiliar situada en Astureses, una localidad de Boborás, donde detuvieron a dos albaneses de 28 y 24 años. Se habían colado por una ventana con ayuda de un tercero, ourensano y supuesta pieza clave en el trabajo de localización de los objetivos, que los esperaba en el exterior e intentó huir cuando se percató de que el robo no iba a ser tan fácil como en ocasiones anteriores. El cuarto integrante de la banda los había trasladado en un Clio y abandonó el lugar tras dejarlos en las inmediaciones. Consiguió huir el jueves por la noche, tuvo un accidente cerca de Lalín y escapó protegido por la noche, pero ayer fue detenido en Covadonga por efectivos de la Policía Nacional.

Los otros tres, sin embargo, ya pasaron la noche del jueves al viernes en los calabozos de la Guardia Civil. El ourensano Francisco G. T., de 34 años, intentó escapar, pero renunció sin oponer resistencia cuando los agentes del operativo en el exterior de la vivienda lo conminaron a que se detuviera. Sus cómplices no lo pusieron fácil. Corpulentos, ágiles y en buena forma, se enfrentaron a los guardias que los esperaban en el interior. Uno de ellos, armado con un destornillador, se empleó de forma especialmente intensa repartiendo golpes sin lograr su objetivo.

Ourense

La muestra de su frenética actividad la dejó en el chaleco antibalas de uno de los miembros del operativo, cuya vida se vio seriamente amenazada con aquel proceder. Todos precisaron atención, como consecuencia de aquellos intentos minutos. Dos de los agentes arrastran fracturas a causa de un desigual intercambio de golpes, que pudo tener fatales consecuencias para los guardias actuantes.

Detenidos los dos albaneses en la vivienda, con el tercero apresado mientras los esperaba, el cuarto -F. J. H. de 38 años- fue apresado ayer, viernes, en Covadonga. La jornada la dedicó la Guardia Civil a distintos registros, que incluyeron no solo las viviendas de Ourense sino también otras construcciones familiares vinculadas con Francisco, el presunto cerebro, entre O Carballiño, Amoeiro y Maside.

Este grupo, al que se atribuyen alrededor de treinta robos desde el pasado mes de diciembre, se limitaba a joyas y dinero. Los albaneses viven en Madrid, donde, al parecer, los conoció Francisco. Se desplazaban, daban los golpes con celeridad y regresaban a la capital. De un solo día, por ejemplo, se les vincula con cinco en el área de Piñor, en Barbadás. La Guardia Civil les atribuye, según información oficial difundida anoche, asaltos en Esgos, Monterrei, Barbadás y Bentraces, entre otras localidades.

La actuación de la banda, según la línea que sigue la investigación, tenía en el ourensano Francisco G. T. una pieza fundamental, en la medida en que su actividad profesional en una empresa vinculada a la prestación de servicios relacionados con el suministro de energía domiciliaria le permitía acceder a información muy valiosa. Marcaba los objetivos. En medios policiales se les conoce como «los pértigas», por la especial agilidad mostrada para acceder a las viviendas donde luego cometían los robos. Eran, en todo caso, limpios.