Alfredo Conde: «Sin el premio, 'El beato' habría pasado desapercibido»

Margarita Mosteiro Miguel
marga mosteiro SANTIAGO / LA VOZ

ALLARIZ

SANDRA ALONSO

La edición en gallego «está desde hace dos años en la editorial; ahora me dijeron que están con la portada», se queja el narrador

23 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Alfredo Conde (Allariz, 1945) recupera en su novela El beato la figura de Fray Julián de Chaguazoso, y relata la vida de adversidades y fortunas de aquel santo de la Iglesia muerto en el siglo XVI. Con esta obra, Conde logró hacerse con la 62.ª edición del premio de novela Ateneo-Ciudad de Valladolid, el segundo más antiguo de la literatura en castellano y dotado con 20.000 euros.

-¿Qué representa este galardón en su trayectoria literaria?

-Ha sido una posibilidad para editar la novela y, sobre todo, para que no pasara desapercibida. Después de los premios que tengo, si se hubiera publicado sin más, muy posiblemente no habría tenido repercusión. Llevaba dos años en un cajón de Xerais, una situación que me molesta cada vez menos. Ahora me dijeron que están con la portada. Pero cuando me cansé de esperar, decidí presentarla al premio, y no puedo concurrir a cualquiera, tenía que ser de cierto nivel.

-¿El título no hace justicia a la historia?

-Podía ponerle algo más impactante como Donde se comían a los dioses, porque la novela transcurre en un sitio donde se comían a los dioses, pero me incliné por la sencillez. Es posible que el título sea poco llamativo. Y tampoco es acertado el dibujo del dominico que se ve en la portada, que no tiene nada que ver con el franciscano que transita sus páginas. Fray Julián es un ser normal, con defectos como nosotros. Como todos los de mi edad, de pequeño leí muchas historias de santos, y no me los imaginaba así. Quería hacer una historia con un santo normal.

-Su novela parte del descubrimiento de unas pinturas sobre su personaje, ¿es un suceso veraz para que la novela sea histórica?

-Es una solución para arrancar, porque así es el propio beato quien cuenta su historia. Su alma aparece por encima del cadáver, y ve la iconografía. Era analfabeto, así que los dibujos le permiten contar su historia haciéndola creíble. Pero no es solo una novela histórica, es de aventuras y también hay romanticismo.

-¿Es un santo peculiar?

-Es que las historias de los santos siempre cuentan que son puros y castos. Dicen que se fue a Salamanca, y cuando la señora de la casa se enamora de él, escapa. Va a San Lúcar de Barrameda, y se repite la historia, y llega a México, se casa con una jovencita que se le muere, pero dice que entregó una palomita blanca. Después se casa con otra, y sigue el cuento. No se lo cree nadie.

-En la novela, Hernán Cortés es dignificado.

-Estuve en México cinco veces, y siguen con la teima de los conquistadores. Pero cuando descubres al verdadero Hernán Cortés, ves un tipo culto que llevó a México el renacimiento, que invirtió su dinero en el país. Y encuentras a los franciscanos, que llevaron la tecnología más avanzada.