Concellos y clubes mantienen las deficitarias salas de cine

María Cobas Vázquez
MARÍA COBAS O BARCO / LA VOZ

ALLARIZ

<span lang= es-es >Una sesión sin espectadores</span>. A las cinco de la tarde, se cerró el cine de A Rúa. No apareció un solo espectador para «Antes del anochecer», así que los encargados de la sala esperaron a que fuera la hora, cerraron la verja y se fueron. Volverían a abrir para dos sesiones más. Hoy, a las cinco y a las ocho.
Una sesión sin espectadores. A las cinco de la tarde, se cerró el cine de A Rúa. No apareció un solo espectador para «Antes del anochecer», así que los encargados de la sala esperaron a que fuera la hora, cerraron la verja y se fueron. Volverían a abrir para dos sesiones más. Hoy, a las cinco y a las ocho. l. v.< / span>

Únicamente en la capital y en Leiro hay espacios comerciales

22 nov 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El cine comercial fue un gran negocio en la provincia. Como en todas. Los abuelos siempre hablan de aquellas grandes películas con la sala abarrotada. Rock Hudson, Clark Gable, Grace Kelly, Carmen Sevilla... aquellos nombres que en algunos casos pronunciaban bien, y que, en otros, leían. Pero el tiempo pasó y las salas fueron perdiendo espectadores. Que si llegó la tele. Que si después Internet. Que si el pirateo. Que si es muy caro... Las excusas (o las razones) son muchas y variadas, pero llevaron a que en la provincia solo queden salas comerciales en la capital. Y en Leiro, donde Ernesto Romero mantiene un negocio que se caracterizó por ser el primero en tener 3D en la provincia.

En otros lugares, los Concellos decidieron coger las riendas. Veinte años hace ahora que A Rúa pasa películas en el Avenida. Son 256 butacas que no viven sus mejores épocas, debido a una razón fundamental, que las distribuidoras solo editan ya en digital, y el Avenida no está acondicionado para ese formato. La idea del bipartito es que pueda estarlo. La alcaldesa, María G. Albert, explica que han pedido precios a varias empresas, que han hablado con las distribuidoras para ver si les servirían estrenos en caso de que estuviesen digitalizados y también han recurrido al consejo de Romero para contrastar su experiencia en Leiro. Albert considera que el déficit de espectadores radica en que no pueden proyectarse estrenos, porque desde el 2013 solo se lanzan en digital. El nuevo sistema es caro (los precios hasta el momento rondan los 40.000 euros) pero habrá que afrontarlo. Albert defiende la necesidad de darle contenido a un edificio histórico «que sería unha pena que se perdera», y lanza mensaje a la Consellería de Cultura. «O Avenida cumpre vinte anos aberto, e creo que a Xunta ten un déficit de inversión; a ver se se involucra, este sería un bo momento», argumenta Albert.

En O Barco la involucración viene por el cineclub Groucho Marx. Desde el año pasado la agrupación se encarga de los pases del jueves (como venía haciendo) y también del domingo. «Sen a labor desinteresada do cineclub sería imposible», reconoce la edila de Cultura, Marga Pizcueta. Está pendiente la firma de un convenio para mantener la actividad en el tiempo. También depende del cineclub la cita semanal con el cine en O Carballiño, que se proyecta en el auditorio. Además, el Concello forma parte de la red de la Xunta Cinemas de Galicia, en el que están también Verín, Celanova y Allariz.

Trives se ha sumado a la promoción del cine, proyectando películas los fines de semana, con especial hincapié en las dirigidas a público infantil.