Poemas de amor y muerte

TAREIXA TABOADA OURENSE

OURENSE

MIGUEL VILLAR

Ángel Soldevilla y Luis Vecino desatan sus «Estridencias» con una muestra en la sala Valente de la capital ourensana

26 jun 2017 . Actualizado a las 18:42 h.

«El esclavo de hoy es el que ha optado por el sometimiento» Byung-Chul-Han.

Luis Vecino y Ángel Soldevilla plantean una reflexión proscritica sobre la violencia inmanente al sistema neoliberal contemporáneo que convierte al individuo en víctima y verdugo de sí mismo. Un individuo enfermo de narcisismo autocomplaciente que en su búsqueda de la fama y el éxito fácil convierte su intimidad en mercancía. Si en la antigüedad lo importante era el ser con el capitalismo se transformó en tener, acumular y en la sociedad actual es el exhibirse, aparecer constantemente a través del escaparate de las redes sociales y padecer la condena de estar siempre visible, consumible, disponible. Una conducta que da paso a un espectador pasivo que asume ese sistema perdiendo soberanía y libertad, convirtiéndose en consumidor y objeto de consumo, perdido en el autoengaño que le lleva a la soledad e incomunicación.

Luis Vecino, como buen romántico, sabe que el narcisismo ególatra se supera con amor, como documenta la película Melancolía de Lars Von Trier, el Eros hace reparar en el otro no como competidor sino como igual desde la empatía. Otra cura es la eliminación del deseo. Si eliminamos la necesidad de poseer eliminamos la necesidad de consumir.

Este creador de largo recorrido contempla ese Baraka o bendición, ese impulso creativo o trance que trasciende a la materia y desde un planteamiento clásico elabora su discurso conceptual como una Procesión de las Panateneas contemporánea, convirtiendo en iconos pop a personajes de la actualidad que dialogan con apropiaciones y revisiones del cubismo, Warhol y Lichtenstein, Bacon, Ibérico, Velázquez, constructivismo, neoplasticismo, suprematismo y dadá, como un irónico bodegón contemporáneo, una Vánitas democrática. Completa este viaje con siete acrílicos, iconografía repetitiva del último cuadro que pintó Picasso Mujer acostada y cabeza en 1973. La mujer se intuye dentro de una geometría cerrada poligonal y capta el instante en el que está siendo observada por el toro que se convierte y con él al espectador en voyeur. Un sátiro sintético astado y mitológico personifica un deseo más mental que físico. La obra que elige Luis Vecino, no busca la representación mimética de la figura, sino la expresión de su presencia, una recuperación de la presencialidad, una vuelta a la figuración inicial de este artista versátil que últimamente se había instalado en fórmulas más ascéticas de corte constructivista y planos de color en un intento por abandonar el concepto sentimental en la imprecisión de la abstracción y la verdad en la simplificación matemática.

Un esqueleto conceptual en el que renuncia al color que le caracteriza y donde confluyen Eros y Tánatos.

Realiza una crítica al mercado del arte cuestionando su valor y la mediación de otros agentes: intereses, marchantes, galerías, multinacionales, políticos… subastando sus propias obras en Sotheby’s en colajes digitales.

«Lo importante es que hablen de ti aunque sea bien», dijo Dalí.

Ángel Soldevilla, poeta y artista multidisciplinar es un hombre comprometido y honesto, fue premiado por la revista Vice y aceptó el galardón pero renunciando a la remuneración del mismo. Plantea la misma reflexión desde otro punto de vista. El de la neutralidad como resistencia, la estandarización como denuncia y la provocación como reacción con una filosofía próxima a Baudrillard y Heidegger a través de lonas y experimentos interactivos o game play donde el artista reta al espectador a competir con él en un videojuego de propia creación. Plantea una intervención sobre la realidad combinada con elementos ficticios para reflexionar sobre la evasión como alternativa para escapar del vacío existencial.

La insaciable exhibición del ego y una aceptación de la misma violencia que generamos.

Un mensaje incisivo de interpretación abierta.

La obra de Ángel Soldevilla constituye un análisis del pensamiento del filósofo coreano Byung-Chul-Han en el que analiza el exhibicionismo digital del hombre contemporáneo que se frustra entregado a la búsqueda del éxito, al beneplácito del público, un recorrido ególatra hacia la nada que lo agota y deprime, dejando de percibir la mirada real del otro, sus emociones, afectos y sentimientos en base a una imagen virtual estandarizada y vacía. Este mundo digital enfrenta al individuo contra sí mismo de forma que la amenaza no es exterior sino autoproducida por el hombre convirtiéndose en tirano y explotador de sí mismo para alcanzar unas metas cuantificables.