Última hora
Sánchez suspende su agenda para reflexionar si renuncia a la Presidencia tras la denuncia contra su esposa

Crece la oferta de casas rurales y se estanca la de hoteles en la provincia

Marta Vázquez Fernández
marta vázquez OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Santi M. Amil

Ourense dispone de casi siete mil plazas, de las que un millar no son urbanas

11 jun 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

El turismo es un sector al alza en la provincia de Ourense. Año tras año se incrementa la cifra de viajeros que eligen como destino de paso o para sus vacaciones alguna localidad del territorio. Sin embargo, el incremento no ha ido acompañado de un aumento en las plazas hoteleras que se ofertan, que llevan siendo prácticamente las mismas desde hace diez años. Entonces había en toda la provincia de Ourense un total de 5.930 localidades para acoger a turistas.

Diez años después la situación es prácticamente similar y, de hecho, la oferta hotelera se ha incrementado en apenas un centenar de vacantes, todas repartidas en 178 alojamientos de categorías inferiores a cinco estrellas.

Sin embargo, sí que se ha registrado un cambio significativo en la oferta de turismo rural, que en los últimos años ha ido creciendo al abrigo del auge del sector, por el que cada vez apuestan más los viajeros. Así, en los últimos años han abierto las puertas en la provincia una decena de establecimientos y ya son setenta los que estaban operativos al cierre del 2016, según datos del Instituto Galego de Estatística.

Entre todos ofrecen ya un millar de plazas que pretenden distinguirse de las de cualquier otro hotel urbano no solo por encontrarse en un enclave singular y alejado de las aglomeraciones - una particularidad que casi todas cumplen- sino también por ofrecer un trato más personal en un establecimiento con capacidad limitada que permite el contacto directo con la naturaleza, algo cada vez más valorado. Por este tipo de oferta se decantan cada año más turistas y también cada vez más pequeños emprendedores ourensanos.

Casi trescientas alternativas entre las que sigue sin haber ninguna de cinco estrellas

¿Cómo es la oferta turística de Ourense? En todo el territorio no hay ningún establecimiento con categoría cinco estrellas, un asunto que preocupa a las organizaciones relacionadas con el sector del turismo, ya que según ellas lastra la celebración de congresos y eventos multitudinarios. La alternativa de hoteles con cuatro menciones se localiza principalmente en la ciudad de As Burgas -donde hay varios establecimientos de reciente construcción- si bien los municipios de O Barco, Allariz y Monterrei tienen también establecimientos de esta categoría, al igual que Nogueira de Ramuín, donde se encuentra uno de los dos paradores nacionales con los que cuenta la provincia. El segundo, ubicado en Verín, tiene tres estrellas. En total, la capital y sus alrededores disponen más de medio centenar de establecimientos hoteleros de diversa categoría y tamaño, entre los que no se oferta ninguna plaza de balneario, otro de los grandes hándicaps de una ciudad que presume de sus riquezas termales y las vende como su gran atractivo turístico.

Fuera de la capital es donde más brilla la oferta de turismo rural, con setenta alojamientos repartidos por distintos municipios que, generalmente, ofertan menos de 30 plazas cada uno.

 Empleo

En cuanto al empleo, repunta desde hace algunos meses tras haberse perdido numerosos puestos de trabajo durante los años de recesión económica. Actualmente, según datos del Instituto Nacional de Estadística, el sector del turismo da trabajo en la provincia a 643 personas, la cifra más baja de toda la comunidad autónoma. Esto, seguramente, tiene mucho que ver con que el grado de ocupación de las plazas de hotel no llega al 50 %, como media.

«A la gente le gusta la tranquilidad y este es el lugar ideal para encontrarla»

Pazos es un pueblo de apenas una treintena de vecinos por el que desde hace cuatro años pasean viajeros de diversas partes del mundo. Esta nueva multiculturalidad se debe a que desde el 2013 está operativa en la aldea una casa rural. Es el sueño hecho realidad de Francisco Adá y Sinda Miguélez, un matrimonio que decidió que ese pueblo, por el que pasa el Camino de Santiago, podría ser un buen lugar para montar un negocio. «Mi abuelo era de aquí. Todo lo que ganaba lo invertía comprando propiedades en Pazos porque pensaba que era un pueblo con futuro. Sus herederos, sin embargo, vendieron todo años más tarde, pero yo pensé que tal vez merecía la pena intentarlo e invertí de nuevo», relata Paco, que reconoce que fue una apuesta difícil. «Fue una inversión grande y arriesgada, todo el mundo nos decía que era una locura, pero decidimos echarle narices», explica. En el 2007 compraron una finca llena de maleza con una casa en ruinas y decidieron esperar algún tiempo, por si surgía la posibilidad de acceder a alguna subvención. No fue así, por lo que tuvieron que arriesgar su patrimonio para construir un establecimiento con seis habitaciones y un apartamento por los que, desde su apertura, ya han pasado más de seis mil personas. «Nuestros clientes durante el invierno son fundamentalmente peregrinos que llegan desde países como Bélgica, Holanda, Australia, Irlanda o Venezuela, y también grupos de amigos que nos alquilan toda la casa para pasar un fin de semana», afirma el propietario. El resto del año además de los peregrinos se hospedan en Pazos turistas procedentes de diversos puntos de la geografía nacional. Para este verano, de hecho, ya tienen muchas reservas. «A la gente le gusta la tranquilidad, y este es el lugar ideal para encontrarla», asegura Paco, que valora además el cuidado entorno de la casa, en un pueblo sin bares ni tiendas, en plena naturaleza. Lograr un buen posicionamiento en Internet, de lo que se encarga Alba, la hija de Paco, ha sido clave para conseguir clientes. El boca a boca hace el resto. «La gente que viene se va muy contenta, les gustan las instalaciones, el entorno, y luego se lo recomiendan a otros. Vemos que cada vez llega más gente y estamos muy contentos. Ha merecido la pena apostar por esto», admite. Ya piensan, de hecho, en abrir un restaurante.