El fiscal pide 33 años de cárcel para el acusado del crimen del farmacéutico

La Voz OURENSE / LA VOZ

OURENSE

Miguel Villar

Las peticiones más graves son de catorce años por asesinato y doce por incendio

18 ene 2017 . Actualizado a las 05:00 h.

La hora de fijar responsabilidades sobre el crimen del farmacéutico está un poco más cerca. Los trámites para la celebración del juicio por la muerte de Tomás Milia, que perdió la vida en su casa de la calle Curros Enríquez el 4 de octubre del 2013 a causa de tres cuchilladas, siguen avanzando. El fiscal ha formalizado la acusación con una petición de condena que suma 33 años de cárcel para el único detenido por este asunto, el ciudadano rumano Alexandru M L., que en febrero cumplirá 22 años.

Por el delito de homicidio, el más grave, solicita una condena de catorce años; por el de robo con violencia en casa habitada, cuatro años; por atentado a agente de la autoridad, tres años, y por incendio, doce años más, aparte de una multa de 360 euros por una falta de lesiones a un policía. Alternativamente, apunta al hurto en vez del robo y, en el caso de que no se aprecie riesgo para la vida en el fuego provocado de la vivienda, cambia el tipo delictivo y apunta el de daños por incendio, con lo que los 33 años de prisión iniciales bajan hasta los veinte y medio.

Los protagonistas se conocían

El escrito de acusación presentado por el fiscal se ajusta a la versión de hechos que la policía mantiene y que ha servido como sustento para apuntalar la instrucción del caso y la imputación del joven rumano, que ofrecía servicios sexuales a través de una página web y contactó con la víctima el día de los hechos. Llegaron a un acuerdo. Ya se conocían, dice el fiscal. Sobre las diez de la noche, en la vivienda de la calle Curros Enríquez, discutieron. Mantiene el ministerio público que Alexandru cogió un cuchillo en la cocina y acometió al farmacéutico con tres golpes, dos en el cuello y el otro en la región epigástrica. La muerte de la víctima fue inmediata. Tomó entonces el acusado una caja con seis relojes de oro y se llevó también una caja de guantes de látex con el cuchillo. Tiró este utensilio en un contenedor. Los relojes, en el maletero de su Seat León, aparcado en las inmediaciones del lugar. Tuvo entonces su primer encuentro con agentes del Cuerpo Nacional de Policía. Ajenos a lo ocurrido, lo dejaron marchar en un primer momento, pero, al sospechar de él, le pidieron que abriera el maletero. Huyó. Golpeó marcha atrás a un agente y casi atropella al segundo policía al arrancar.

Tres cuchilladas

Volvió a la vivienda. Trasladó el cadáver desde la habitación hasta la bañera. Limpió el cuerpo con lejía y, a continuación, prendió fuego en un colchón «para borrar huellas y rastros», según el relato del fiscal. Hubo riesgo de propagación de las llamas y «evidente peligro para la integridad física del resto de los moradores del inmueble» de no haberse detectado al advertir humo algunos vecinos.

Finalmente, sobre las seis menos diez de la madrugada fue localizado en la calle Xaquín Lorenzo, al lado de la vivienda. Llevaba consigo una bolsa con cinco cuchillos de acero y otra con toallas y sábanas ensangrentadas. Forcejeó con el policía que lo quiso retener y emprendió la carrera hacia la calle Curros Enríquez. De aquí ya no pudo pasar. La presencia de agentes de las policías nacional y local se lo impidió. La detención del presunto autor material de la muerte del farmacéutico, que permanece en prisión desde que pasó a disposición judicial, permitió localizar también tiradas en el suelo, en el lugar del forcejeo con uno de los agentes, un llavero con cuatro piezas, que corresponden a la vivienda del muerto.

El ministerio público deja sin resarcimiento económico alguno al viudo

Al escrito del ministerio público seguirán ahora los de las partes que ejercen la acusación. Por un lado están los dos hermanos del fallecido y su sobrina. Por otro, el viudo, es decir, el joven venezolano con quien formalmente se había casado el muerto, aunque llevaban tiempo distanciados y sin contacto. El muerto había iniciado, de hecho, los trámites para formalizar la ruptura de la pareja a todos los efectos.

A la hora de fijar la petición de indemnizaciones por este hecho, el fiscal reclama 9.500 euros para cada uno de los dos hermanos del muerte y 4.500 euros más para la sobrina. Igualmente, cree que la comunidad de vecinos de Curros Enríquez, 4, debe ser resarcida por los desperfectos estructurales que en su momento se deberán acreditar. Deja el fiscal fuera de esas eventuales indemnizaciones al viudo, a quien cita en calidad de testigo, al igual que a los policías que aquella noche estaban de servicio y en distintos momentos se encontraron con el sospechoso del crimen.

Después de que hayan formalizado sus escritos las acusaciones particulares personadas en la causa, tanto la familia directa como su viudo, llegará el turno a la defensa, que hasta ahora no ha dejado de reclamar la libertad del joven rumano. La defensa ha mantenido en distintos escritos que el detenido pudo haber hecho alguna de sus declaraciones sin ser consciente de lo que decía y sin que, en realidad, hubiera participado en los hechos tal y como los narra el fiscal.

El juicio se celebrará este año con toda probabilidad.