La vida en cinco minutos

Rubén Nóvoa Pérez
Rubén Nóvoa DESDE MI BARRIO

OURENSE

22 oct 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Son cinco minutos la vida es eterna, en cinco minutos...» La letra de Te recuerdo Amanda, de Víctor Jara, es lo que me vino a la cabeza cuando leí en las páginas de deportes de La Voz de Galicia la (incomprensible) sanción a un árbitro ourensano que, de acuerdo con los jugadores de ambos equipos, decidió dar por finalizado cinco minutos antes de que acabara un partido de fútbol provincial, ese que no huele a millones y sí al jamón que se sortea en los descansos. No era, por tanto, un Real Madrid-Barcelona. Ni tan siquiera un UD Ourense- Ourense CF esa rivalidad tan nuestra de nuevo cuño. Era un Raio Alaricano-Cartelle. Los que jugaban en casa le habían zurrado bien al rival. Llevaban ya seis. No sé si ustedes han jugado al fútbol alguna vez y si les han metido seis. A mí sí. En lo único que piensas es en que pite el árbitro el final. Sobre todo si eres un imberbe que da sus primeras patadas y que piensa en que con que le metan otro no vuelve a jugar en su vida. Los de este partido ya eran mayorcitos, pero desde luego están lejos de la profesionalidad y a lo mejor ese gesto del árbitro dando un poco de clemencia evita que los del Cartelle arrojen la toalla y que en el próximo entrenamiento en vez de 16 haya 10, porque seis se borren. Sancionar a este árbitro con cuatro partidos es cogerse el reglamento con papel de fumar, pero es un ejemplo que se puede extrapolar a otros órdenes de la vida, donde en muchas ocasiones las normas imperan sobre el sentido común. Los dos equipos y el árbitro, lo tuvieron. Y es que ya saben, la vida es eterna en cinco minutos.