«Cuanto antes se haga el implante cloquear más exitosa es la recuperación; pero existe un riesgo en la detección»

f. U. OURENSE / LA VOZ

OURENSE

El jefe del servicio de Otorrinolaringología explica cómo afecta la sordera al desarrollo

30 sep 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Hay personas que se quedan sordas en la edad adulta por distintas razones, desde una infección de oído mal curada a un traumatismo, pasando por la degeneración de la vejez. Sin embargo lo más frecuente es que una persona sorda lo sea desde su nacimiento.

-¿Tiene algo que ver la genética?

-Las hereditarias tienen un porcentaje muy bajo. Lo más común son problemas en el embarazo, como haber padecido la madre gestante alguna enfermedad tipo la rubeola o la sífilis; o en el propio parto, casos de sufrimiento fetal o ictericias graves causadas por hipoxias, por ejemplo. La hipocusia infantil tiene una gran trascendencia en el individuo. El niño puede convertirse en sordomudo, ya que el oído está relacionado con el desarrollo del lenguaje; pero además se verá afectado en su desarrollo cognitivo ya que el lenguaje es básico en el aprendizaje.

-¿Cuál es el tratamiento?

-En la mayoría de los casos, el implante cloquear.

-Sin embargo, como se ha visto con el caso de un menor autista al que se le implantó uno, también hay un riesgo.

-Cuanto antes se haga el implante más exitosa va a ser la rehabilitación del niño, pero existe un riesgo en la detección. Antes, hace 30 años, se esperaba a épocas más avanzadas, cuando el niño tenía cuatro. Hoy la recomendación es sobre los dos años. Pero eso hay más riesgo en la detección. Cuando haces un ruido y el niño no vuelve la cabeza puedes sospechar que es sordo, aunque la respuesta puede estar condicionada por otros factores. Se les hace la prueba de evocados auditivos, una especie de electroencefalograma en el que una máquina detecta las respuestas que produce el oído en el cerebro. Pero esa máquina funciona por patrones estadísticos. El problema es que es estadística y lo que vale para el 95 % no vale para el otro 5%; por lo tanto puede producir errores. Hay autopistas y hay accidentes, y hay operaciones y casos que van mal pero son, afortunadamente, minoritarios. Hay que evaluar a cuántos se han beneficiado y a cuántos se han perjudicado, porque el 100% no lo vamos a tener nunca. Pero esperar a los cinco años supone que habremos perdido un tiempo precioso, de una plasticidad extraordinaria en el cerebro infantil, que va a marcar la diferencia y que esa persona sorda pueda desarrollar una vida más normalizada, acudir al colegio sin necesidad de intérprete, etcétera.

Blanco Labrador es jefe del servicio de Otorrinolaringología