Las lesiones siguen lastrando al Barco en su salida

La Voz OURENSE / LA VOZ

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Tras las sufridas por Borja, Macía y Diego Tato, en el seno del club están pendientes de Rubén García

27 sep 2016 . Actualizado a las 20:38 h.

«A lunes -por ayer- y todavía no le encuentro explicación a lo que pasó el domingo en Calabagueiros. Y eso que vi el partido repetido un par de veces. Entre el minuto 1 y el 35 generamos muchas ocasiones de gol y fuimos muy superiores al Céltiga. Después un fallo defensivo bastante grave fue un mazazo muy grande», son las palabras de Javi Rey, entrenador del Centro de Deportes Barco, para definir lo que sintió tras el último revés en casa.

Lo cierto es que un conjunto con la pegada del Barco suele quedarse sin marcar en pocas jornadas, de hecho fue la primera vez en lo que va de Liga, pero también preocupa la mala racha del conjunto valdeorrés con las lesiones, a lo que se sumará la necesidad de levantar la moral cuanto antes, como matiza el propio técnico: «La plantilla está fastidiada por la manera en que se perdió, pero hay que entrenar bien y competir para levantarse, que esto no se para, además del aspecto físico también tendremos que trabajar en el psicológico, pero estoy convencido de que vamos a conseguir cambiar esta racha de resultados muy pronto».

En todo caso, los integrantes de la estructura barquense están pendientes de una enfermería que aumentó sus ocupantes con la recaída del guardameta Macía del esguince de rodilla que había sufrido hace unas semanas. Intentó recuperarse a tiempo, pero a la postre debutó el berciano Óscar. También se lesionó durante la semana Diego Tato, con una rotura en la zona del abductor, mientras que Rubén García sufrió un pinchazo en los isquios y podría padecer también algún problema fibrilar, a la vez que Borja sigue pendiente de una resonancia.

En el Barco no se esperaban tantos inconvenientes y tendrán que reaccionar para sacar adelante una situación en la que el pasado domingo también acompañó la primera derrota del Barbadás, que cayó en los últimos minutos en Vilalonga, una tarde aciaga para los ourensanos.