El ourensano que se atrincheró en su casa con una escopeta se encuentra estable tras dispararse de madrugada

La Voz OURENSE

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El hombre, que se atrincheró en su casa, amenazó con quitarse la vida y exigía ver a su novia

26 jul 2016 . Actualizado a las 08:36 h.

Tanto miembros de su familia como un mediador de la Policía intentaron convencer ayer a un ourensano que estaba armado y que amenazaba con quitarse la vida de que depusiese su actitud. Se atrincheró con una escopeta en su vivienda de la calle Bernardo Cachamuiña, en el barrio de As Lagoas de la capital, a primera hora de la tarde. Exigía ver a su novia que, según algunas fuentes, se encontraba en Pontevedra. Podrían haber discutido y, por ese motivo, se encerró en su casa, un cuarto piso que ayer tenía todas las persianas bajadas, como medida de presión.

Después de varias horas de negociación con la Policía, el hombre se disparó de madrugada. Al parecer, el proyectil le habría entrado por la boca y salido por la nariz. Después del disparo, fue rápidamente trasladado al CHUO, donde actualmente se encuentra estable y con buen pronóstico. 

Durante las horas en las que permaneció atrincherado el hombre, de unos 55 años, habló con su hijo por teléfono y, posteriormente, con su cuñado. Intentaron convencerlo, en principio sin éxito, de que dejase el arma. No fue el único que lo hizo. También un mediador de la Policía Nacional conversó con él. A lo largo de la tarde y en las primeras horas de la noche, hasta el inmueble se acercaron familiares y amigos, preocupados por la situación y con la pretensión de hacerle entrar en razón.

La amenaza que suponía la presencia de un hombre armado y aparentemente inestable movilizó a la Policía Nacional -una unidad especial estaba preparada para intervenir en caso de que abriese fuego-, a la Policía Local y a equipos médicos. Los agentes se encargaron de controlar el tránsito de peatones en la zona para evitar riesgos. De hecho, a los vecinos del número 10 de Bernardo Cachamuiña que regresaban a sus viviendas durante la tarde se les impidió el paso. Algunos de ellos seguían el curso de los acontecimientos a unos metros del portal, ya que la calle estaba acotada por agentes tanto en la entrada como en la salida. A la presencia de los vecinos se sumó durante varias horas la de los curiosos. A última hora la Policía confiaba en que el cansancio del hombre contribuyese a rebajar la tensión y cerrar, sin daños personales, un caso que generó mucha expectación.