Ourense consumió menos energía en la ola de calor que el pasado año

Fina Ulloa
Fina Ulloa OURENSE / LA VOZ

OURENSE

antonio cortés

Las temperaturas medias del 2015 en los mismos días de julio fueron superiores

23 jul 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Nadie sabe muy bien por qué, pero la realidad es que cuando se trata de afrontar la realidad meteorológica la memoria humana se vuelve frágil. Si llueve durante varios días, tendemos a pensar que nunca ha llovido tanto en la misma época; y si lo que aprieta es el calor, nos quejamos de que jamás hemos soportado tal asfixia. Sin embargo los datos -y también nuestro mayores, que tienen la teoría de que las alertas y el bombardeo mediático nos predispone a pensar que nunca nos vimos en otra- suelen quitarnos la razón. Un ejemplo es la última hora de calor, sufrida entre finales de la semana pasada y principios de esta. Por mucho que su cercanía en el tiempo nos haga suponer lo contrario, en los mismos días de julio del 2015 lo pasamos peor.

Así lo corroboran los datos de Meteogalicia, en los que se puede comprobar que las temperaturas medias del mismo período mensual -los nueve días que van del 11 al 19 de julio de este año y los que incluyen del 13 al 21 de julio del pasado-, las temperaturas del 2015 fueron en conjunto superiores. De hecho usamos más aparatos eléctricos para la climatización, como se deduce de los datos de consumo eléctrico de Gas Natural Fenosa, que reflejan también más gasto energético el pasado año.

El día de más calor en este año durante el período comparado fue el lunes 18 de julio. La máxima oficial en Ourense fue de 41 grados y durante las 24 horas de esa jornada se consumieron 4.348.208 kilovatios. Sin embargo el día con las temperaturas más altas en las mismas fechas de 2015 fue el 14 de julio y los ourensanos gastamos bastante más energía eléctrica, en concreto 4.637.130 kilovatios, pese a que la temperatura máxima fue inferior. Se quedó en 38,5 grados.

No existe distorsión semanal, ya que en ambos casos se trata de una jornada laborable (lunes y martes, respectivamente). ¿Cómo se explica entonces que consumiéramos más energía pese a que el día fue de menos calor? La respuesta está en el factor psicológico que nos lleva por ejemplo a encender el aire acondicionado de forma mecánica aunque la temperatura ambiente no lo justifique, cuando llevamos más jornadas seguidas soportando calor. Pero también cuenta el estrés físico que generan las altas temperaturas y que se agudiza si las diurnas no bajan lo suficiente para permitir un buen descanso nocturno.

Así, aunque en este año hubo tres días de temperaturas más altas que en el 2015, en el conjunto de los nueve días estudiados el pasado fue bastante más caluroso. Y no solo en cuanto a las máximas, sino también en las nocturnas. En 2015 los ourensanos no durmieron ningún día por debajo de los 14,5 grados y pasaron dos noches con 21 grados de mínima; mientras que este año hubo jornadas de 9 y 10 grados y solo se alcanzaron 18 en una ocasión.

La hora crítica

En lo que coinciden las estadísticas de consumo eléctrico en los dos ejercicios es en la hora en la que se produce el mayor pico de demanda. Es de 13.00 a 14.000 horas. Ahí están los datos más elevados de gasto energético en cualquiera de los días comparados. En 2015 consumimos solo en esa hora durante los nueve días casi dos millones de kilovatios (1.973.697 kilowatios); y este año cien mil menos.

El peso de la administración pública y el comercio marca la curva de consumo

Las cifras de consumo que facilita la estadística de Gas Natural Fenosa, y que incluyen toda la provincia ourensana, dibujan claramente un descenso importante del gasto de energía durante la tarde. La caída más brusca se produce a partir de las 14 horas, coincidente con el momento en el que cesa la actividad laboral para comer, algo lógico y que se repite en el resto de ciudades españolas.

Sin embargo por la tarde el ritmo de gasto eléctrico ya no vuelve a igualar los consumos máximos matinales y dibuja una curva descendente. Ahí sí hay diferencias con otras ciudades que vuelven a incrementar el consumo desde las cuatro de la tarde. La razón, explican, está en el propio tejido productivo de Ourense, una provincia muy poco industrializada y con un importante peso laboral asentado en las distintas administraciones públicas que cierran la mayoría de sus dependencias por la tarde. El comercio, otro de los grandes ejes productivos del territorio ourensano, no tiene la fuerza de consumo suficiente para paliar ese descenso de gasto que provoca el cierre de las administraciones.

A partir de las 21.00 horas hasta la medianoche o la una de la madrugada es cuando vuelve a producirse un ligero ascenso de la demanda. Ese pico nocturno coincide con esos momentos en los que, tras el cierre del comercio y las empresas, los ourensanos están de nuevo en sus casas y ponen en marcha una mayor demanda del consumo doméstico tanto en iluminación y electrodomésticos como en aire acondicionado. La actividad hostelera también ayuda a este pico.