Crece el número de mujeres y parejas homosexuales que se someten a tratamientos
01 may 2016 . Actualizado a las 05:00 h.La crisis económica y demográfica de la provincia afecta a todos los aspectos sociales. También a la maternidad. Tanto en lo que tiene que ver con el número de hijos como con la planificación de aquellas mujeres que por diversas circunstancias necesitan acudir a la sanidad pública para exponerse a tratamientos de fertilidad y reproducción asistida. El real decreto de finales del 2014 sobre la cartera de servicios comunes del Sistema Nacional de Salud ha cambiado el panorama, restringiendo las prestaciones respecto a las técnicas de reproducción asistida. Se ha reducido la edad -de los 40 a los 37 años- y se han excluido diversos casos, como los de las parejas que tienen hijos previos sanos. Respecto a las donaciones de óvulos, ahora solo es posible para aquellas mujeres que tengan fallos ováricos antes de los 34. Este era el tratamiento más utilizado por las ourensanas mayores de 40 años, ya que es el de mejores resultados.
Todos estos cambios produjeron un descenso en el número de mujeres que fueron atendidas en el servicio público ourensano en el último año, tanto en lo que tiene que ver con la fecundación in vitro como en la inseminación artificial. Casos que ahora aumentan en las clínicas privadas. También influye el hecho de las lista de espera, de casi dos años, y que parte del tratamiento se tenga que hacer en Vigo, que es la unidad de referencia para el banco de semen.
El cambio social, con la asimilación de nuevos tipo de familia también ha influido en los datos. Por ejemplo en Ourense, cada vez son más las mujeres que quieren ser madres solas o las parejas homosexuales que deciden tener hijos. Aunque no suponen un porcentaje importante en el total, sí que se puede decir que en los últimos meses hay más casos que en los diez últimos años. Las mujeres ya no esperan hasta los 40 para encontrar una pareja con la que tener hijos. Y, aunque en algunas comunidades se las haya excluido, en Galicia todavía se tratan.
El retraso en la edad en la que se decide ser madre es evidente y va aumentando, por eso la media de las ourensanas que acuden al servicio es de 35 años. Son más jóvenes aquellas mujeres que han tenido algún desorden en la regla y que dudan de su fertilidad. A través de la estimulación artificial se les controla la ovulación para la planificación de los coitos. Se trata de un grupo menor de mujeres con perfiles muy concretos. En el caso de las parejas, lo más común es que lleven una año intentando ser padres sin conseguirlo. Aunque a partir de los 40 años, la mujer quede fuera de las prestaciones publicas, sí que son muchas las que acuden a la consulta a asesorarse.
La jefa del servicio de Ginecología del Chuo, Carmen Varillas, alerta de la necesidad de tener más hijos, pero también de pensar en una maternidad más temprana: «Es necesaria una concienciación sociopolítica de la necesidad de tener hijos pronto. Creo que existe bastante desinformación en este aspecto. A veces pensamos que por estar bien por fuera podemos quedarnos embarazadas sin problema y no es así».
En el caso de parejas, lo más común es que lleven un año intentándolo